Antes de abordar el tema del vaginismo debemos hacer hincapié en las cifras proporcionadas por las organizaciones analistas de salud en el mundo, ya que aproximadamente el 50% de los matrimonios experimentan disfunciones en el sexo, y recordando que las satisfacciones sexuales están vinculadas con el estado de ánimo, la felicidad y el buen humor, esta situación conlleva a pensar que existe un elevado número de personas que sufren o sienten algún tipo de frustración. Es así como actualmente las disfunciones sexuales representan un verdadero problema para la sociedad contemporánea.
El vaginismo es uno de los tantos problemas de salud que afectan la zona del área reproductiva de la mujer, y que al mismo tiempo, es considerado una afección que ha deteriorado muchas relaciones debido a que entorpece el acto sexual y trae consecuencias más graves, entre ellas, la insatisfacción y la imposibilidad de concebir hijos, razones por las cuales se destruyen muchos matrimonios en el mundo. Al respecto, los expertos aseguran que su origen se pasea por el campo biológico y psicológico.
Es natural que al iniciarse los síntomas, las mujeres se sientan desorientadas y confundidas debido a que estos signos son contundentes y muy dolorosos. En este punto, es preciso decir que el vaginismo es un tema poco concurrido en las instituciones académicas y en los medios de comunicación, sin embargo, esto no significa que no sea importante tener una clara referencia de esta situación que no solamente afecta a la mujer, sino también a su pareja. A continuación, haremos un recorrido por esta enfermedad, tratando de comprender su origen, y por supuesto, presentando diversas alternativas para superarla.
El vaginismo pertenece a la lista de las principales disfunciones sexuales que sufre la mujer. Esta disfunción consiste en una especie de contracción involuntaria de los músculos vaginales durante los intentos del coito, esto quiere decir que aunque la mujer esté disfrutando de las caricias y el tacto erótico, su vagina se cierra cuando llega el momento de la penetración de tal modo que produce sensaciones de malestar, ardor y dolor, interfiriendo con la vida sexual de quien la padece. Aun así, tenemos que aclarar que el vaginismo no se considera un trastorno inmerso en las etapas de la respuesta sexual.
Esta condición no la controla la mujer, como se explicaba al principio, se trata de un acto involuntario en el que los músculos del piso pélvico que rodean la vagina se contraen, por ello, es posible que la mujer no esté consciente de esta respuesta automática, más sin embargo, se dará cuenta que algo sucede cuando la penetración se muestre difícil o prácticamente imposible, es así como esta disfunción se convierte en una de las principales causas de las relaciones no consumadas y es motivo de rupturas matrimoniales.
Uno de los principales problemas es que la mayoría de las mujeres que sufren de este trastorno suelen acudir al ginecólogo solas, bien sea por vergüenza o porque consideran que es un problema que solo las agobia a ellas, motivo por el cual obvian a la pareja. Por otra parte, el hecho de padecer de vaginismo no significa que la lubricación no esté funcionando bien, al contrario, por lo general, tanto la erección del hombre como la lubricación de la mujer es la adecuada y tampoco conlleva a la ausencia de la excitación.
Aquellas mujeres que experimentan este problema, tienden a intentar superar el dolor reiteradas veces con la penetración, pero esto lo único que produce es que la vagina se deteriore más y el dolor siga aumentando. En este orden de ideas, tomando en cuenta que las disfunciones sexuales se interrelacionan, es indispensable que las afectadas sepan que detrás de ese dolor pueden existir muchas razones, siendo la más frecuente el vaginismo, una condición que suele estar acompañada de otros problemas de salud sexual.
La mujer manifiesta su dolor arqueando la espalda, contrayendo los músculos de los muslos y los mismos abductores con los espasmos involuntarios de los músculos del suelo pélvico, en tanto, algunos libros especializados refieren que solo hablamos de vaginismo si se presentan estos síntomas:
-Dolor pélvico con los intentos de penetración durante y después del acto.
-Contracción de los músculos vaginales que hacen imposible la penetración.
-Dolor al tratar de insertar un tampón o un dedo.
-Dificultad para mantener relaciones sexuales.
-Ansiedad frente al sexo por el miedo a sentir dolor.
-Problemas o incomodidad al momento de usar tampones.
Los tipos de vaginismo atienden a dos clasificaciones.
Vaginismo primario: sucede frecuentemente en las adolescentes y mujeres jóvenes de aproximadamente 20 años cuando tienen relaciones sexuales por primera vez, debido a que estas primeras experiencias suelen ser bastante dolorosas, especialmente cuando no hay lubricación. Al mismo tiempo, puede estar relacionada con el dolor de la perforación del himen, o con la mala información sobre el sexo, mostrándolo como una actividad vulgar y pagana.
Vaginismo secundario: se produce cuando una mujer activa sexualmente o que ha sido penetrada anteriormente, comienza a experimentar el problema, y esto podría tener muchas razones, entre ellas: infecciones vaginales, traumas durante el parto o las mismas causas psicológicas.
Al mismo tiempo, existe otra clasificación que distribuye esta condición dependiendo de su nivel o evolución, en ella se identifican:
Vaginismo leve: aquella donde el sexo es completamente satisfactorio sin penetración. En esta categoría existe la posibilidad de insertar un dedo en la vagina de la mujer, sin embargo, en esta etapa la mayoría opta por el sexo anal debido a que este si puede lograrse sin ningún tipo de dificultad.
Vaginismo moderado: en esta etapa las relaciones sexuales siguen siendo complacientes sin la introducción del pene o cualquier otro elemento, pero cabe destacar que ni siquiera existe la posibilidad de insertar un dedo o un tampón.
Vaginismo grave: es aquí cuando empieza la aversión por el sexo, por tanto, la mujer evitará la intimidad o las caricias eróticas. Posiblemente con el tiempo, la afectada desarrolle una conducta fóbica ante la sexualidad.
Vaginismo muy grave: la presente categoría incluye la angustia y el pavor que presenta la mujer ante la idea de tener relaciones sexuales.
Causas psicológicas del vaginismo
Al igual que otros trastornos sexuales, la educación influye en gran medida. Es posible que una persona haya sido formada bajo parámetros extremadamente estrictos o puritanos con relación al sexo. Lo cierto es que al final esto genera repulsión por parte del individuo y comienzan a producirse problemas en su vida sexual. Esta situación suele presentarse en hogares o escuelas muy tradicionales en los que no existe una comunicación asertiva entre padres e hijos o maestro y alumnos.
Otro escenario frecuente es el temor que sienten las mujeres ante la rotura del himen. Este pánico suele aparecer cuando las mismas comentan sobre sus experiencias personales al perder la virginidad delante de una compañera o amiga que aun no ha tenido relaciones sexuales. Por tanto, si los comentarios generan dolor con tan solo escucharlos, es probable que se produzca cierto temor al sexo o al daño que conlleva el mismo, dando lugar a un futuro vaginismo.
Un caso frecuente son las malas experiencias que haya podido tener la mujer en el sexo. Esta vez no se basa en comentarios o referencias de terceros sino en lo que la misma persona ha experimentado de forma negativa. Esto ocurre mucho con aquellas mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales o violaciones, también es probable que suceda cuando una mujer tiene su primera relación sexual bajo mucha presión sin haber estado preparada psicológicamente para ello.
Causas físicas del vaginismo
Para detectar las causas orgánicas, es necesario que la paciente se haga un examen ginecológico, y en el mismo puede diagnosticarse:
Una de las peores consecuencias del vaginismo son los daños que genera en las relaciones de pareja, especialmente en la mujer, quien a pesar de disfrutar del acto sexual, se siente frustrada al momento del coito. Es así como también se vuelven renuentes a querer aplicarse un examen ginecológico por miedo a detectar algún resultado que no les agrade. Por ende, de llegar a extenderse la enfermedad durante varios años, podría originar problemas en la procreación y desencadenar en la mujer una especie de infertilidad. A rasgos generales, la afectada podría comenzar a sentirse:
El vaginismo es un problema que tiene solución, y además, es muy simple de solventar con una terapia sexual y psicológica. Recordemos que el órgano sexual femenino tiene la particularidad de ser muy flexible, y con ayuda de un buen tratamiento y los ejercicios adecuados, se puede llegar rápidamente a la dilatación necesaria para lograr la penetración sin molestias. Sin embargo, existen muchos factores físicos y psicológicos que contribuyen con el desarrollo de este problema, es así como el tratamiento depende del motivo que causó la aparición del vaginismo, por ello, se recomienda que las terapias sean individuales.
Por otra parte, el tratamiento del vaginismo también se ejecuta para reemplazar las ideas erróneas sobre el sexo, por eso sugerimos que el primer paso sea asistir a una terapia sexual donde le asignen ejercicios para aprender a relajar y controlar los músculos vaginales. Es normal que una persona no conozca nada al respecto, puesto que no existe información sobre la mayoría de los problemas sexuales. Finalmente, todas las terapias aplicadas para solventar este problema serán cortas siempre y cuando el paciente ponga de su parte y cumpla con los ejercicios asignados. Se estima que puede durar entre 10 y 15 sesiones aproximadamente. Son numerosos los casos en los que una información efectiva sobre el tema puede terminar el problema, pero de igual manera se recomienda visitar a un profesional en el tema para accionar en pro a su solución, para ello la pareja también debe ser totalmente sincera durante el tratamiento.
Este tratamiento consta de tres fases, la primera de ellas es el diagnóstico que se realiza a través de una evaluación en la que se conocen los datos y la gravedad de la condición que se está diagnosticando, al mismo tiempo, el doctor y/o expertos en psicología deberán proporcionarle a la paciente información sobre el vaginismo. Luego inicia la terapia en acción, reconocida por psicólogos y psicoterapeutas como la fase más importante, cuyo objetivo es que la pareja tome consciencia y pueda identificar sus propias sensaciones físicas y corporales, al mismo tiempo la idea es reducir la ansiedad y el pánico frente al sexo. La tercera etapa sería la construcción de un programa de técnicas y estrategias para continuar el tratamiento de un modo habitual.
Podríamos decir que los objetivos principales del tratamiento del vaginismo son:
Por lo general, los psicólogos y sexólogos sugieren tres ejercicios básicos que van aplicándose de acuerdo al progreso del paciente, ellos son:
-La Masturbación: aunque para algunas personas se trate de una actividad incómoda, es altamente eficaz debido a que cada individuo debe sentirse cómodo con el sexo, y para ello, es importante tocarse uno mismo. La ventaja más evidente es que no se tendrá miedo al rechazo o a la frustración de la otra persona porque es una terapia individual. La masturbación sirve para localizar la tensión muscular que se produce con esta irregularidad y así relajar nuestro organismo.
-La heteromasturbación: lo que el paciente aprende durante la etapa de la masturbación, lo coloca en práctica con la pareja. Es así como la terapia va progresivamente, esta vez con la intención de atenuar la presión o la ansiedad que pueda generarse a raíz de la presencia de la pareja.
-Coito: este es el punto de llegada una vez superadas las fases anteriores. En esta etapa el paciente está curado y podrá disfrutar plenamente de la penetración y de sus relaciones sexuales.
Por otra parte, existen otros tratamientos que ayudarán en mayor medida a erradicar este trastorno sexual.
Educación Sexual
Es recomendable que el médico, sexólogo o psicólogo eduque sexualmente a la paciente y le enseñe cómo funciona el problema que está viviendo, es decir, cuales son las condiciones anatómicas que se presentan ante el vaginismo. Al mismo tiempo, le muestra cómo se contraen los músculos y a qué se debe eso. La educación sexual es importante porque con ella la paciente se sentirá mucho más clara y consciente del problema sexual que está experimentando, esto también ayudará a mantener los niveles de autoestima en un nivel adecuado. Este asesoramiento puede hacerse en pareja o de forma individual, es recomendable que se trabaje con un asesor especialista en vaginismo y trastornos sexuales.
La Hipno-desensibilización
Ideal cuando las causas apuntan a ser psicológicas, puesto que este tratamiento ofrece mejores resultados para aquellos vaginismos que se originan por fobias, miedos o culpa. La herramienta principal será la hipnosis, debido a que la relajación disminuye la sensación de ansiedad. Esto quiere decir que antes de iniciar con este tratamiento, el médico debe armar un informe completo en el que se reflejen todos los miedos de la paciente, luego bajo la hipnosis se enfrentará a la mujer con imágenes que le generen la ansiedad, progresivamente debería ir aceptándolas, pero cuando tenga la capacidad de imaginar la penetración, estará preparada para enfrentar la situación.
El Tacto Vaginal
El objetivo de esta terapia es desensibilizar la vagina mediante el tacto. Por lo general, el médico recomienda que la paciente lubrique muy bien su dedo y lo introduzca dentro de su vagina. De poder soportarlo, introducirá otro. Al principio, el médico será el encargado de introducir los de él para mostrarle a la mujer cómo debe realizar el tacto, de igual modo le enseña a respirar y cómo relajar el abdomen. Esto lo realizará progresivamente y dependerá de la mujer que esto tenga éxito o no. Se supone que esta actividad no debería generar dolor de ningún tipo. De acuerdo con los expertos, la mujer estará lista para la penetración cuando logre conservar durante 24 horas un tampón dentro de su vagina o cuando soporte que su pareja sea el que realice el tacto.
Técnicas de inserción
La mujer que enfrenta esta dificultad, debe aprender las técnicas pertinentes para estimular la entrada del pene sin generar algún tipo de dolor, es así como la misma debe aprender diversas técnicas para controlar el músculo y para permitir inicialmente la entrada de cualquier objeto, puede iniciarse con pequeños hisopos de algodón o los mismos dedos. Con las técnicas de inserción se logra disminuir la contracción muscular que involuntariamente cierra la entrada de la vagina y complican la penetración. Por otra parte, cuando la inserción se realiza bajo vigilancia de un experto, los dilatadores son eficaces para eliminar esta opresión.
Dilatadores Vaginales
Una vez que el médico le haya enseñado a la paciente cómo realizar una autohipnosis y le muestra cómo meter su dedo en la vagina, le provee un dilatador de plástico muy lubricado del mismo diámetro que su dedo, y de este modo le enseña cómo introducirlo dentro de su vagina. Luego se lo dará a la mujer y le aconsejará que practique frecuentemente, la idea es que después se pueda reemplazar ese dilatador por uno más grande hasta llegar a uno de un tamaño similar al del pene del hombre. Luego de esto, la mujer vivirá la experiencia de la penetración con una buena lubricación.
Cabe decir que en el mercado hay una amplia variedad de dilatadores que varían de acuerdo a su tamaño, forma, textura y material con el que fueron hechos, se sugiere evitar los de plástico o metacrilato porque son excesivamente duros e incómodos de usar, en su lugar, se recomienda optar por los de silicona de grado médico, recuerden que mientras más suave, son más fáciles de insertar en la vagina. Por último, se aconseja comprar un kit de cinco dilatadores de tamaños distintos para ir colocándoselos progresivamente.
Para usar estos dilatadores se recomienda aplicar lubricante de base acuosa y no de aceite dado que el aceite suele deteriorar el material del dilatador. Por otra parte, la mujer no debe usarlo si sospecha de una infección vaginal o pélvica, y si el dilatador le produce alguna reacción negativa se sugiere detener su uso y consultar con el experto para solventar la situación.
Ejercicios Kegel para el vaginismo
Estos no son más que una rutina de actividades que deben cumplirse para relajar los músculos de la pelvis. La mujer puede localizar estos músculos mientras orina de la siguiente manera: una vez que empiece a orinar, se detiene el acto tensionando los músculos del piso pélvico y se puede repetir esto numerosas veces. Luego, durante el día se debe realizar un ejercicio parecido, después de ir al baño y tenga la vejiga vacía, contraiga los músculos por 10 segundos, luego los relaja y cuenta nuevamente hasta 10, esta rutina puede realizarse cinco veces al día, es importante decir que para que el ejercicio haga efecto, no se deben usar los músculos de los glúteos ni del abdomen.
Hacer ejercicios previos a la relación sexual
Es importante que la pareja asuma la responsabilidad de la situación en conjunto, dado que la mujer necesita todo el apoyo que la pareja pueda proporcionarle, los ejercicios están diseñados para fortalecer la confianza durante el sexo y ayuda a la paciente con vaginismo a adaptarse al proceso que conlleva tener relaciones sexuales de una forma natural y sin dolor. Ambos deben ejecutar las técnicas específicas que erradican la tensión que se genera en la pelvis y se preparan o entrenan para afrontar la relación sexual con penetración.
Tratamiento Farmacológico para el vaginismo
Entre ellos, podemos mencionar los tres tipos de tratamientos farmacológicos para el vaginismo propuestos por la mayoría de los médicos, nos referimos a: relajantes musculares, los cuales reducen la hipertonía y ayuda a que la pareja pueda experimentar una penetración normal, uno de los más recomendados es la toxina botulínica, que cumple con la función de paralizar los músculos y ha sido recomendada para el tratamiento del vaginismo; los ansiolíticos, entre ellos el diazepan, que ayuda a reducir los síntomas, y por último, los anestésicos, siendo el más usado la lidocaína, que ayudan a disminuir el dolor durante la penetración. Vale decir que los medicamentos anteriormente mencionados deben suministrarse bajo vigilancia médica.
Psicoterapia
Teniendo en cuenta que existen múltiples técnicas para tratar el vaginismo, es preciso aclarar que todas se utilizan en base a un aspecto psicológico importante, el miedo, el cual lleva a la evitación de la penetración durante el acto sexual. Y tomando en cuenta todas las causas psicológicas que puedan llevar a esta disfunción sexual, la psicoterapia ofrece una combinación estratégica de diversos enfoques, una de ellas, es la terapia individual, con ella, el psicólogo podrá tratar temas que se relacionan con el problema principal, de modo que logre atacar la causa desde la raíz, mientras que otra es la terapia de pareja, la cual es útil para responder al impacto que representa el vaginismo en una relación. Otra de sus técnicas podría ser la terapia existencial.
Terapia Cognitivo Conductual
Inicialmente, el primer paso será explicarle a la pareja la naturaleza fisiológica del vaginismo, mostrándole que se trata de un espasmo muscular y no de una renuencia o un inconveniente casual al momento del sexo, y es posible evidenciar esto gracias a un examen ginecológico que debe aplicarse previo a la consulta o después de la primera sesión si el especialista lo considera necesario. Luego, la pareja aprende a usar los dilatadores anteriormente mencionados de forma creciente, al mismo tiempo, durante la terapia, la pareja debe recibir educación sobre la anatomía y el funcionamiento sexual, otras técnicas trabajan las creencias negativas sobre el sexo, ideas que finalmente se sustituyen gracias a la terapia cognitiva conductual apoyada de la focalización sensorial, una técnica que permite la relajación y la capacidad de experimentar placer en mayor medida. En definitiva, la Terapia Cognitivo Conductual es el tratamiento del vaginismo que mejores resultados arroja.
Remedios Caseros
Entre los más usados se encuentran: el romero, la agripalmina, la infusión de flores secas con Viburnum, la infusión de hojas de trébol con salvia y achicoria, así como una taza de infusión de hierbas de algodón, la frecuencia de su ingesta dependerá de la gravedad de la situación, y esto, además de mejorar los problemas del vaginismo, también ayudará a reducir los dolores menstruales de gravedad. Por otra parte, existen plantas tranquilizantes que también ayudan a curar el vaginismo, algunas de ellas son: la valeriana, utilizada para trastornos depresivos y la melisa, usada para mejorar las alteraciones del sistema nervioso.
Inyección de Botox
La vagina es lo suficientemente elástica para permitir el ingreso de un pene, sin embargo, la introducción del mismo puede producir un dolor muy fuerte y esto puede solucionarse con una inyección de botox, cabe decir que este producto es un relajante muscular temporal que tiene larga duración y comúnmente las personas lo utilizan para parecer más jóvenes, su aplicación consiste en una inyección con una aguja muy fina. Y aunque el efecto dure de 5 a 6 meses, el tratamiento puede repetirse.
Finalmente, se aconseja a las mujeres que sospechan sobre la existencia de vaginismo, que antes de acudir al médico o psicólogo no intenten la penetración, debido a que durante el tratamiento el paciente debe transcurrir por distintas etapas para llegar a esta última, por otra parte, la mujer debe observarse muy bien la vagina y de ser necesario utilizar un espejo, así como revisarse introduciendo sus dedos en los músculos para verificar cuan contraídos están. Por último, una vez que se asista al médico y se cumpla con el tratamiento, la mujer podrá intentar tener relaciones sexuales y se sugiere que ésta se coloque encima de su pareja por la seguridad y el control que esta posición le atribuye a la mujer, efecto que fortalecerá su autoestima y colaborará con el tratamiento, sin embargo, debemos decir que se debe hacer con mucha precaución dado que esta es una de las posiciones sexuales que más fracturas en el aparato sexual masculino ha ocasionado.
Psicólogos de México expertos en vaginismo