Infidelidad en la pareja

En Psicólogos México DF contemplamos la infidelidad como una causa importante de fragmentación o desorden familiar lo que deriva en innumerables ocasiones en divorcio de pareja.

infidelidad en la pareja

Según las estadísticas medias de varios países, entre el 55-60% de los hombres ha tenido una relación amorosa o sexual fuera de su pareja. Sin embargo, las mujeres no se quedan muy atrás y alcanzan entre el 40-45% de infidelidad. Además de ese porcentaje femenino las mujeres casadas representan entre un 45-55% de casos infieles.  Hay que aclarar que estos niveles de infidelidad se incrementan cada año en las nuevas generaciones de relaciones en pareja.

Para comprender e investigar el fenómeno de la infidelidad en la pareja haremos relación a uno de los principios en los que se fundamenta una relación amorosa estable, la fidelidad. Se trata de un valor que en raras ocasiones se clarifica entre la pareja; por lo general se asumen los estándares de fidelidad y quedan implícitas en el compromiso las actitudes que deben suscitarse, las cuales se asocian con la lealtad, la honestidad y el demostrar el amor y afecto físico únicamente a la persona con la que se comparte la relación. Es cuando se irrespeta este principio y se falta al compromiso tácito establecido en la pareja, cuando se determina que ha ocurrido una infidelidad. Pero ¿en qué consiste realmente ser infiel?

¿Qué es la infidelidad?

Casi siempre se considera que la infidelidad se resume en la acción de tener relaciones genitales fuera del matrimonio o la pareja, sin embargo, la falta de fidelidad concibe también otras actitudes que traicionan la confianza y el compromiso recíproco, tales como mentir al otro en cualquier contexto, tomar decisiones sin considerar la opinión del otro y mantener relaciones afectivas con otras personas, lo que incluye pensar romántica o sexualmente en otro o establecer comunicaciones igualmente románticas o sexuales con alguien más por cualquier medio, aunque el acto concreto de la práctica sexual o el gesto romántico no se lleve a cabo.

mujeres infieles

En la actualidad, los entornos virtuales y las nuevas tecnologías facilitan las relaciones entre personas, y con ello, aumentan las posibilidades de que ocurra una infidelidad en la pareja. Se puede dar el caso de que quien mantiene contacto afectivo con alguien que no es su cónyuge por medio de aplicaciones, redes sociales y en general, cualquier medio vinculado a internet (correo electrónico, chats online), considere que esto no es un acto de infidelidad excusándose en que no hay un acercamiento “real”. Pero el mundo digital también es real, y los comportamientos del ser humano a través de la web, también lo son; por lo tanto, los secretos en la pareja, los mensajes de con contenido sexual (ya sea en texto, imágenes o videos) con otra persona, el coqueteo y las citas online son identificados como actitudes infieles; todo aquello que se da engañando, mintiendo u ocultando a la pareja la verdad implica una traición a la confianza mutua y al compromiso tácito y manifestado entre ambos al momento de establecer una unión romántica y es por lo tanto una infidelidad.

¿Qué origina la infidelidad?

Cuando existen conflictos sin resolver, diferencias entre los miembros de la pareja, problemas en el ámbito sexual o uno de los dos siente que ha sido descuidado y desatendido por su cónyuge, se puede desencadenar una infidelidad. La pareja infiel por lo general expone argumentos según los cuales la culpa recae en la otra persona, ya sea porque ya no le resulta atractivo como antes, no se relacionan igual, se siente desplazado, ya no se parece a la persona que conoció al principio y una infinidad de causales con los cuales justifica sus acciones, pero aunque eso no hace al acto menos desleal, siguen siendo motivaciones a las cuales dar importancia, pues todo ello es producto de una sola causa: la insatisfacción personal, la cual da pie al desamor, a evitar al otro y a buscar algo totalmente distinto a lo que se vive, pues la persona no es capaz de afrontar su realidad; ya no es feliz con su pareja, pero no se imagina enfrentando esta situación ni alejándose definitivamente de la persona de quien depende para no sentirse solo, a pesar de que ya no se sienta satisfecho con la relación.

Muchas parejas al tener discusiones nunca llevadas a cabo, resentimientos antiguos acumulados, o caer en la peligrosa rutina de la monotonía, entran en una etapa de crisis en la que la pareja no se comunica entre sí ni procura dar a conocer sus insatisfacciones y mucho menos entender las del otro, por lo cual alguno de ellos o ambos puede optar por buscar en otra persona aquello que siente que ha perdido en la relación. Sin embargo, la mejor solución en estos casos es hablar frontalmente sobre lo que ocurre entre los dos y resolverlo o bien optar por la ruptura. Es aconsejable buscar un psicólogo o psicoterapeuta especializado en terapia de pareja y también, dependiendo de la situación, un sexólogo, que orienten a la pareja hasta alcanzar la resolución del conflicto.

Consecuencias de la infidelidad

La infidelidad es considerada una de las experiencias que causan mayor dolor en una relación amorosa, capaz de generar todo tipo de conflictos emocionales que en ocasiones pueden comprometer nuestra salud mental ocasionando trastornos de diversa índole y también nuestra salud física. Todos estos problemas se originan en la persona que se siente traicionadoa, pues esta pierde la confianza y la seguridad necesarias para establecer una vida en pareja. Sufrir una infidelidad puede generar reacciones tan graves como un trastorno por estrés postraumático, sintiendo que cualquiera en quien se atreva a confiar y querer nuevamente, es capaz de herirle una vez más; estas reacciones se clasifican en emotivas, cognitivas, y de conducta.

Secuelas emotivas o emocionales

Lo que resulta más afectado tras una infidelidad es el ámbito emocional. Rabia, ansiedad, depresión, sensación de pérdida, desilusión, decepción, son algunos de los sentimientos que suelen aparecer tras sufrir una traición de la pareja. Tras la ruptura de la confianza brindada a alguien a quien se quería o se amaba, la persona engañada suele sentir que ha hecho el ridículo y que se encuentra en el papel de víctima. Con frecuencia, quien ha sufrido una infidelidad recuerda constantemente el episodio vivido y vuelve a experimentarlo emocionalmente cada vez que percibe algún estímulo proveniente de una película, una canción, un comentario, etc. Otras reacciones emocionales suelen ser irritabilidad, ataques de ira, insomnio o trastornos del sueño, llanto esporádico, inseguridad, disminución del autoestima y trastornos alimenticios.

Sin embargo, la infidelidad no solo tiene consecuencias para quien ha sido traicionado, sino para quien incurrió en ella, provocando diversos sentimientos entre los cuales son comunes la culpa por el acto que se comete y la frustración por tener que ocultar todo lo que hace, por temor a ser descubierto. Quien está cometiendo una infidelidad expresa emocionalmente el conflicto mental en el que se encuentra, sabiendo que está traicionando la confianza del otro, mintiendo y ocultando sus acciones.

No solo quien ha sufrido una infidelidad puede perder la confianza; quien la comete también, pues se hace consciente de que también puede ser traicionado, por lo cual aumenta su índice de celos e incluso puede comenzar a tener relaciones amorosas o sexuales múltiples, siendo incapaz de volver a tener una pareja estable, todo ello producto de la inseguridad de ser aceptado o bien el miedo al compromiso. También pueden aparecer síntomas de ansiedad y estrés, así como desarrollar la compulsión de mentir como un rasgo de la personalidad infiel, a lo cual se añade el miedo a concebir hijos, pues representa una responsabilidad que no está dispuesto a asumir.

La persona infiel resulta incapaz de concebir la idea del amor como algo puro y verdadero; siendo más bien visto como un intercambio de intereses, mientras dure la atracción o el enamoramiento. Aun así, suele ser dependiente de otras personas, debido a la necesidad de estar siempre en una relación, incapaz de estar solo o afrontar la soledad. En general, el infiel comienza a ser inestable con sus emociones; puede volverse controlador y agresivo, temiendo que su pareja también pueda estar cometiendo actos desleales o bien comportarse más bien con sumisión y complacencia, procurando alejar las sospechas actuando como el novio o la novia ideal.

Secuelas cognitivas

La aparición de pensamientos negativos que surgen constantemente y de manera repetitiva en la mente de la persona sobre el engaño vivido es una de las primeras respuestas de quien ha sufrido la infidelidad, siendo estos tan agobiantes que no permiten la concentración en otras tareas e interrumpen la vida cotidiana de la persona. Reacciones comunes ante una infidelidad también pueden ser la disminución de la capacidad de confiar en los demás (en especial confiar en una nueva pareja al momento de querer establecer una relación amorosa a largo plazo); el deterioro de la capacidad para hacer frente a las situaciones inesperadas y el aumento de la inseguridad personal, en cuyo caso el que ha sufrido la traición puede incluso sentir culpa del engaño que cometió su pareja, justificándole de su acción y obsesionándose con la idea de que pudo haberlo evitado si hubiese actuado de manera diferente.

Secuelas conductuales

La aparición de reacciones agresivas suele encontrarse entre las principales consecuencias que produce la infidelidad en la persona afectada por ella. La agresión puede expresarse tanto de la forma comunicativa como en actos de violencia física. Lo más común es que quien ha sufrido el engaño comience a evitar al infiel o se separe inmediatamente, enemistándose con el otro. Una conducta frecuente en los casos en los que deciden continuar con la relación, es la vigilancia continua de la pareja para asegurarse de que no ha vuelto a incurrir en la infidelidad.

El engaño puede causar depresión y ansiedad en la persona que lo sufre o por el contrario ocasionar que ésta comience a mantener múltiples relaciones amorosas y sexuales, sin precaución ni control, una tras otra o simultáneamente, volviéndose entonces una persona infiel y promiscua rechazando el compromiso de tener una pareja estable por miedo a salir perjudicado de nuevo. De igual manera, la persona que ha sido traicionada puede incurrir en abuso de alcohol y drogas y otros comportamientos autodestructivos, tales como hacer ejercicio de forma exagerada y poniendo en peligro la salud física; todo ello al sentirse inseguros y culpables de lo sucedido.

Tipos de infidelidad

Infidelidad afectiva

Ser infiel no necesariamente implica realizar el acto sexual con alguien más. El hecho de vincularse afectivamente con otra persona con un matiz romántico también es considerado una traición, una infidelidad de tipo afectiva, o bien una “aventura emocional”. No se requiere de contacto físico para que ocurra una infidelidad; la persona que incurre en ella establece una intimidad y confianza con otra persona, una complicidad, un juego sentimental en el cual abunda el coqueteo (consciente o no) y la ensoñación de relacionarse con esta nueva persona que despierta nuevas emociones, en lugar de continuar en la insatisfacción que produce la relación en la que se encuentra.

Infidelidad sexual

Las relaciones genitales fuera de la pareja es la infidelidad más común y la más difícil de perdonar, ocasionando mayor número de rupturas que los demás tipos. Tener sexo con una persona distinta a la pareja con la que se tiene una relación estable, es una traición al compromiso mutuo difícil de superar; quien la comete está plenamente consciente de que está siendo infiel, indistintamente de si lo hace deliberadamente o sin haberlo planificado.

La infidelidad sexual no representa necesariamente un apego emocional hacia la persona cómplice del acto infiel, ni que exista necesariamente un interés romántico; en muchos casos, se trata de satisfacer las fantasías sexuales que tiene la persona infiel o romper con la monotonía en la que se encuentra su relación, encontrando una nueva excitación al hacer algo a escondidas.

Infidelidad virtual

Las personas suelen separar el mundo virtual de la realidad, como si lo que allí ocurriera no existiera una vez se apaga el ordenador o se cierran las aplicaciones; sin embargo no es así: las relaciones románticas online fuera de la pareja son tan reales como una relación física y por lo tanto, también implican una infidelidad. Aunque no exista contacto corporal, el simple coqueteo, las conversaciones con sentido romántico, el intercambio de imágenes sensuales o explícitas del cuerpo o partes del cuerpo del otro y en general todo tipo de interacciones cargadas de tensión romántica o sexual, representan en sí mismas una traición a la confianza de la pareja.

La infidelidad virtual se ha vuelto muy frecuente gracias a las facilidades tecnológicas como la inmediatez de la comunicación online y los portales y aplicaciones de citas para todas las plataformas; además resulta ventajoso, puesto que se puede mantener conversaciones con una o más personas vía internet, sin que se enteren entre sí e incluso en presencia de la pareja, sin que esta lo note. Este es un modo de evadir la realidad y el infiel muchas veces se excusa de lo que hace justificándose con la idea de que al ser virtual y no existir contacto físico, no se comete una traición.

Infidelidad por deshonestidad

Mentir, engañar, guardar secretos, ocultar y omitir la verdad son prácticas infieles. Ser incapaz de hablar con la verdad a la pareja, representa un tipo de traición, puesto que se quiebra la confianza y se practica la deslealtad.

Además de lo anterior, estos diversos tipos de infidelidades se pueden clasificar en directos o indirectos, según la intencionalidad con la que se efectúen:

En la infidelidad directa, el infiel ya ha pensado en engañar a su pareja, siente el deseo de tener relación amorosa o sexual con otra persona y lo ha planificado deliberadamente; por ejemplo cuando alguien se crea un perfil en un sitio de citas, teniendo pareja, pues desde el principio es consciente de que está traicionando al otro. En la indirecta, el acto infiel se comete sin haber tenido la intención inicial de cometerlo; surge de manera inesperada, ya sea porque la persona atraviesa una crisis en su relación y, sin desearlo, construye una intimidad con otra persona a la que le confía sus problemas y comete una infidelidad para satisfacer aquello que no encuentra en su pareja. En este tipo de situaciones, el infiel suele arrepentirse de sus acciones.

Hombres y mujeres en la infidelidad

La infidelidad es un acto de deslealtad hacia la pareja que no distingue entre hombres y mujeres; no se trata del sexo de la persona sino de su personalidad, sus principios y sus valores. Es común que las personas ansiosas y quienes pronto se cansan de la rutina en búsqueda de nuevas sensaciones, sean también quienes manifiestan conductas infieles cuando sienten insatisfacción personal o sus exigencias y expectativas de la relación superan lo que su pareja es capaz de otorgarles.

Sin embargo, el hombre y la mujer suelen tener algunos rasgos de personalidad distintos al momento de cometer una infidelidad. El hombre, suele sentir mayor inquietud al mantener una relación infiel que además requiere tiempo y dinero a invertir. La mujer también siente culpa, aunque generalmente es quien más justifica sus actos en el comportamiento de su pareja, expresando con mayor claridad su insatisfacción por la indiferencia o el trato del otro. Perciben la infidelidad como una aventura en la cual pueden reencontrarse consigo mismas, con su sensualidad y feminidad perdidas en la rutina de su relación. El hombre, por otra parte, suele ser más sexual; aún si siente un vacío emocional y afectivo, complementa esta sensación con el placer que puede encontrar en una persona ajena a su noviazgo o matrimonio, aunque no quiere decir que no cometan también infidelidades afectivas, las más frecuentes en el caso de la mujer.

¿Cómo superar una infidelidad?

La respuesta inmediata de la persona traicionada es ir en contra de quien le fue infiel; pensamientos negativos, deseos de venganza, críticas y reclamos, seguidos de emociones como la desilusión y la decepción suelen ser las primeras reacciones. Todas estas reacciones son importantes y es necesario tomarlas en cuenta, pero para iniciar el camino de superación de la infidelidad, lo fundamental es alcanzar el perdón. Perdonar se trata de cambiar las conductas nocivas (que no solo pretenden afectar a quien ejecutó la traición sino que también perjudican a la persona engañada) por comportamientos positivos; la persona más beneficiada con el proceso de perdón es aquél que sufrió la infidelidad.

Reestablecer una relación tras una infidelidad a menudo es una tarea difícil, debido a que muchas parejas resultan demasiado heridas como para intentarlo, sin embargo, a diferencia de lo que comúnmente se piensa, sí es posible restaurar la confianza en la relación si ambos colaboran en el proceso. Las parejas que logran recuperar su relación amorosa inician por trabajar constantemente en la comunicación, lo que los lleva a volverse más asertivos en su trato con la pareja, reordenar sus prioridades, ser más atentos y en general, solucionar las insatisfacciones que en principio alejaron a su conyugue. Todo este esfuerzo en conjunto les permitirá mejorar sus vidas en comunión al resolver los problemas fundamentales que incentivaron la situación de infidelidad. Para orientarse en el proceso de perdón, lo más recomendable es acudir a un psicólogo que pueda guiar a la pareja a través de los tres aspectos clave que resumen el camino de la reconciliación.

  1. Desactivación del impacto emocional. Consiste en evitar que la pareja se comunique de manera agresiva o tenga conductas que puedan empeorar la situación, para lo cual se establecen límites de contacto mutuo y con el entorno, tales como el tiempo que compartirán juntos, si seguirán viviendo en la misma casa o no, qué información puede ser oportuna para la familia, los amigos y los hijos si los tienen, entre otros; ya que por lo general, la persona emocionalmente más afectada suele ser el traicionado, quien en su intento de entender lo sucedido y las razones tras ello, es incapaz de ser objetivo y racional al respecto, aumentando su dolor y sufrimiento al revivir una y otra vez el evento y suscitando más emociones nocivas en sí mismo, tales como la ira y la rabia.

    La desactivación emocional permite entonces establecer canales propicios para la comunicación asertiva, sin reprochar nada al otro sino buscar la comprensión mutua. Tras ello, es posible que quien ha experimentado el engaño considere el perdón como una posibilidad más cercana, y que la pareja comience a visualizar si existe o no la probabilidad de volver a unirse, o si deciden separarse definitivamente; aunque esto no debe necesariamente interrumpir el proceso del perdón, para evitar el dolor de recordar lo ocurrido y ser capaz de confiar nuevamente en establecer una relación amorosa con otra persona.
  2. Comprender la experiencia de la traición. Es necesario que ambas personas, estén dispuestas a comunicarse y si es posible con ayuda de un psicólogo o psicoterapeuta experto en terapia de parejas, de manera que puedan analizar el contexto en el que ocurrió la infidelidad, evaluando los aspectos de la relación tales como los conflictos, las insatisfacciones, las faltas emocionales, la comunicación, los elementos externos como el trabajo, los problemas económicos o familiares, las dificultades en la relación sexual; aspectos de los participantes de la relación como las inseguridades de cada uno, sus personalidades, sus defectos y virtudes y finalmente, repasar los causales directos de la infidelidad, ya sea alguna discusión, la insinuación de un tercero, la crisis emocional, etc. Es fundamental estudiar el entorno en el que se desarrolló la infidelidad desde un punto de vista objetivo y honesto, sin reclamos y siendo conscientes de las fallas de cada uno, así como las debilidades y las fortalezas de la relación.
     
  3. El perdón y la reconciliación. Perdonar se trata del compromiso y la decisión de apaciguar las emociones nocivas, la conducta agresiva y los pensamientos negativos productos de la infidelidad, y no implica necesariamente el olvido de lo ocurrido. Olvidar el hecho puede o no darse con el tiempo, pero no es algo que la persona pueda controlar, puesto que el recuerdo queda guardado en la memoria y pensar en ello es un proceso automático en respuesta a algún estímulo del entorno (una película, canción, serie, comentario) que puede volver a producir un sentimiento negativo. Sin embargo, que esto suceda no quiere decir que no se ha perdonado, puesto que se trata de una reacción involuntaria. La conducta que la persona tenga al respecto y lo que haga con ese sentimiento que se despierta tras recordar la infidelidad es lo que determinará si se ha perdonado o no.

El perdón tampoco debe implicar la justificación del acto infiel, haciéndose culpable de lo ocurrido, o excusando a la persona de su traición, minimizando la importancia de la infidelidad; se trata de un acto desleal y una falta grave al compromiso establecido en la relación que produce consecuencias igualmente críticas y difíciles de superar. Sin embargo, perdonar se trata de separar la infidelidad de la persona que la ha cometido, sintiendo el rechazo hacia el evento y no hacia quien lo perpetuó.

Tomar la decisión de continuar o romper definitivamente la relación amorosa no debe implicar que el perdón no ocurra. El perdón es el resultado de querer superar lo ocurrido y no guardar rencor hacia la persona que hizo el daño, es un beneficio más para quien sufrió la infidelidad que para quien la efectuó, y no significa que tras perdonar se reanude la relación. Es un proceso diferente de la reconciliación, personal e individual en el que el traicionado puede perdonar sin que el otro sienta remordimiento o esté arrepentido, del mismo modo que puede que el infiel pida perdón sinceramente pero la otra persona no esté dispuesta a perdonarle.

La reconciliación necesita entonces que ocurran ambos procesos, pedir perdón y perdonar, si ambos están decididos a restaurar la relación de pareja; para lograrla, se necesita de la disposición de ambos para comunicarse, dejar los reproches, las frustraciones y reconstruir la confianza. Esto último es el gran desafío, puesto que confiar nuevamente en quien traicionó la lealtad es una hazaña difícil de lograr. Entre las acciones que pueden permitir el restablecimiento de la confianza está terminar por completo la comunicación con la persona con la que se ha cometido la infidelidad, (preferiblemente en presencia de quien ha sido traicionado), procurar ser atento, comunicativo, y totalmente honesto con la pareja, permitiéndole incluso el control de sus acciones y el total conocimiento de lo que hace y con quien está, mientras que la otra persona se compromete a utilizar este control únicamente en casos que lo ameriten, retomando poco a poco la seguridad de que la otra persona no volverá a incurrir en el acto infiel, para lo cual aquél que llevó a cabo el engaño deberá tener paciencia y comprensión hacia su pareja y aceptar que los cambios emocionales e inseguridades que manifiesta son producto de la infidelidad cometida y por lo tanto su responsabilidad.

Reconciliarse con la pareja tras una infidelidad no es tarea sencilla debido a las secuelas psicológicas que causa la traición en el infiel y en quien ha sido engañado;  se requiere de gran compromiso, determinación y motivación por reconstruir lo que una vez existió, algo que solo otorga el recordar las razones por las cuales iniciaron su relación de noviazgo o matrimonio. Partiendo de allí, inicia el esfuerzo diario por reestablecer los principios fundamentales de lealtad, confianza y fidelidad, a la vez que se superan las fallas y dificultades de la relación tras las cuales se suscitó la crisis amorosa. Después de una infidelidad, una pareja nunca volverá a ser como antes, pero con el suficiente interés mutuo, paciencia, compromiso y comunicación, pueden volver a construir una relación gratificante y estable.

Psicólogos de México expertos en problemas de pareja e infidelidades


Autor: © PSIGUIDE