En la actualidad el tema de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) cobra especial interés entre adolescentes y mujeres adultas contemporáneas. Es indiscutible que, la idealización de la delgadez ha repercutido notablemente en la identidad de las personas más vulnerables. Una cintura de ensueño, y una musculatura promedio parecen el ticket al prestigio, al éxito profesional, y a la aceptación social. Sin embargo, la morbilidad y la mortalidad que pueden conllevar eventualmente estos trastornos se hace cada vez más alarmante. El culto a la extrema delgadez es una amenaza creciente y persistente ante el bienestar, especialmente, de los jóvenes en formación.
De acuerdo al Sistema Nacional de Salud, entre los años 1997 y 2003 los ingresos clínicos producidos por desórdenes alimentarios aumentaron en un 59%. Pese a la existencia de campañas preventivas y de concienciación estos problemas de salubridad han alcanzado dimensiones inusitadas. La búsqueda de la perfección física parece haber sobrepasado todo sentido común y valoración personal. Según los expertos, la mayoría de las preocupaciones de los adolescentes hoy por hoy, están vinculadas a la belleza y la esbeltez. Asemejarse al chico de la televisión, o, a la modelo de las pasarelas resulta una de las grandes obsesiones de nuestras generaciones. Dado este escenario, surge la necesidad de estudiar desde múltiples disciplinas (psicología, psiquiatría, campo nutricional, factores socio - ambientales) los alcances y las repercusiones de los Trastornos de Comportamiento Alimentario (TCA), especialmente, de la Anorexia y la Bulimia a fin de abordarlos de forma oportuna, pertinente y eficaz.
Las diferentes conceptualizaciones de los Trastornos Alimenticios convienen en que, éstos causan dañinas alteraciones en la dieta diaria de los sujetos. Se trata pues de una disfunción en la ingesta regular de comida. Un individuo que padece de un trastorno de alimentación puede consumir diminutas o grandes porciones. Estos sujetos no tienen un “sano control” sobre sus hábitos alimenticios. En ocasiones se dejarán llevar por marcadas restricciones, y en otras oportunidades, experimentarán nocivos excesos. Es importante resaltar que tanto en pacientes masculinos, como en femeninos existe una sobreestimacion del peso corporal.
Dichos trastornos se caracterizan por la desregulación de la conducta alimentaria promedio, es decir, se altera el consumo de alimento hasta el punto en que se ve amenazada la salud del ser humano. Como se puede ver, no se busca adelgazar sanamente, el cometido es perder peso violentando el consumo básico de las comidas. En consecuencia, se consideran enfermedades psicosomáticas vinculadas a una fuerte preocupación por la imagen personal y el control del peso. Es de señalar que, la letalidad de estas patologías es una de las más altas dentro de los estudios relacionados a trastornos psiquiátricos.
Ahora bien ¿Cuándo se inician estos trastornos? Por lo general aparecen durante la etapa de la adolescencia o la adultez temprana. Las edades van desde los 12 hasta los 25, con especial énfasis entre los 12 y los 17 años de edad. De acuerdo a los especialistas, estos desajustes alimentarios son procesos que comienzan levemente, en ocasiones atendiendo una curiosidad. Las primeras manifestaciones suelen ser sutiles, por ejemplo, bajar el consumo de carbohidratos, eliminar la cena, empezar rutinas de entrenamiento físico. Sin embargo, la conducta se convierte en un trastorno cuando se emplean regímenes de “frecuencia constante” tanto alimenticios, como deportivos nocivos para la salud. De hecho, como se ha mencionado el sujeto se obsesiona a tal punto que decide dejar de consumir la ingesta calórica que necesita su cuerpo (en función de su edad, tamaño, estilo de vida, entre otros aspectos) afectando notablemente su condición física.
En base a lo anteriormente expuesto, resulta de vital interés la etapa de la adolescencia. Es durante este período en el que las mentes más vulnerables deben afrontar radicales cambios tanto físicos, como psicológicos relacionados con su identidad personal, razón por la cual, se hace indispensable educar y formar a los jóvenes acerca de los Trastornos de Comportamiento Alimentario y la Salud Integral.
Ciertamente, en la adolescencia suele generarse una gran necesidad de aceptación externa. Los jóvenes piensan que necesitan la aprobación de otras personas a fin de confirmar su valía y su posición. Entonces, si los círculos sociales cercanos proclaman una silueta extremadamente delgada como símbolo de triunfo y sensualidad, es bastante probable que cada vez más y más sujetos carentes de la formación adecuada sean víctimas de estos progresivos y devastadores trastornos.
En la historia de la Humanidad existe un largo registro de Comportamientos Alimentarios Alterados. Es importante puntualizar que las primeras manifestaciones surgen en la esfera religiosa vinculadas al ascetismo; se entiende por conducta ascética aquella doctrina que tiene como propósito depurar el alma a través de la abstinencia y la regulación o negación de ciertos goces.
En este sentido, desde antiguos tiempos se realizaba el Ayuno como práctica purificadora, catártica y purgatoria. De acuerdo a los Evangelios de San Mateo y San Luca, los antecedentes más memorables de estas primeras prácticas ascéticas fueron San Juan Bautista y Jesucristo. Luego aparecieron los primeros anacoretas, también llamados Padres del Desierto. Estos, tenían como objetivo alcanzar la pureza de corazón desprendiéndose de todo lo creado y aislándose del mundo tradicional. Es así como los ascetas renunciaban a los placeres en la búsqueda de la elevación de su espíritu. Sus ayunos y privaciones, eran un ofrecimiento de fe.
Durante la Edad Media, una cantidad considerable de mujeres religiosas practicaron la austeridad y la moderación. Tal es el caso de la Santa Wilgefortis, (mejor conocida como la Santa Liberata), la joven bávara Friderada von Treuchtlingen, la princesa Margarita de Hungría, Beatriz de Nazaret, entre otras, quienes se entregaron a la práctica de Ayunos excesivos como una expresión desinteresada para acercarse al Ser Supremo.
No obstante desde el siglo XVI, el Ayuno fue perdiendo esa percepción mística. Este, dejó de verse exclusivamente como una práctica para estar en comunión con Dios. Al respecto, el rechazo de alimentos que solía ser visto como un acto de devoción divina, empieza a hacerse vulgar y sus usos se multiplican, como en el caso de los hombres esqueletos o “artistas del hambre”, que se valían de su delgadez para realizar actos en circos o en las calles.
Es de destacar que la primera aproximación médica formal sobre el trastorno de la Anorexia la realiza Richard Morton, médico británico de la Corte de Guillermo III. Para el año 1964 Morton describe los casos de dos pacientes que limitan su alimentación debido al temor que sienten de robustecerse. Dicho estudioso señala tempranamente algunas particulares clínicas y signos de la Anorexia. En sus anotaciones enfatiza acerca de la relevancia de la melancolía, las pasiones de la mente, la tristeza y la ansiedad en la intensa pérdida del apetito de los pacientes atendidos.
Conviene resaltar que dentro de la clasificación de los Desórdenes Alimenticios, la Anorexia y la Bulimia se han convertido durante las últimas décadas en las psicopatologías más frecuentes de encontrar. De acuerdo a diferentes investigaciones, la presencia de la Anorexia en la población mundial está entre el rango 0.5-1.5%. Los casos de Bulimia ascienden a un 3%.
Es oportuno explicar que quienes padecen estos desórdenes piensan compulsivamente en la cantidad y en la frecuencia de las comidas. Estos pacientes viven con un temor intenso y agudo de engordar. Su vida gira en función de la necesidad de estar y mantenerse esbeltos. Dichos sujetos realizan esfuerzos verdaderamente dramáticos y dañinos por controlar su peso, y en consecuencia, su figura.
Se entiende por Anorexia una perjudicial y desfavorable reducción del consumo o la ingesta de alimentos básicos para el organismo. Es importante precisar que esta disminución en la dieta alimentaria no responde a falta de apetito, es más bien, una “auto - restricción”, una resistencia a comer, que se impone la persona debido a un comportamiento obsesivo en cuanto al cuidado de su peso corporal. Entre las señales físicas de la Anorexia, se encuentra una continua y extendida reducción de peso, ésta se refleja además en la piel reseca y sensible, en la caída del cabello, en la intolerancia al frío, entre otros aspectos.
En cuanto a la Bulimia, se tiene que este trastorno se caracteriza por presentarse con episodios de ansiedad y voracidad. En este caso, el paciente consume alimentos en forma de atracón, es decir, el sujeto digiere una formidable cantidad de comida, (Sobrepasa considerablemente el promedio regular de ingesta), durante períodos de tiempo relativamente cortos. Es relevante expresar que las personas bulímicas experimentan una desagradable sensación de pérdida de control. Una vez realizada la comilona desmedida, son víctimas de remordimientos e incluso llegan a deprimirse, lo que acarrea, que los individuos recurran al uso de medidas compensatorias inadecuadas, tales como: la inducción de vómito o el uso arbitrario e inmoderado de laxantes u otras sustancias.
En el caso de la Bulimia resulta difícil señalar los indicios físicos del trastorno ya que por lo general los atracones y las conductas compensatorias inadecuadas se realizan en secreto, en tal sentido, los pacientes son tan discretos como pueden. En cuanto a los aspectos emocionales, estos sujetos tienden a criticar ferozmente a las personas con sobrepeso, y también tienen la costumbre de comparase de forma insistente con otros individuos. La inestabilidad emocional y la ansiedad son estados predominantes en los afectados.
Conviene señalar que durante el año 2002, la UNICEF divulgó una serie de investigaciones sobre los Desordenes Alimenticios. Dichos estudios revelaron que tanto la Anorexia, como la Bulimia tienden a incidir especialmente en las poblaciones adolescentes de las naciones desarrolladas e industrializadas. Lamentablemente, se pudo comprobar que uno de cada diez sujetos con Anorexia fallece debido a su enfermedad. Además, se evidenció que un porcentaje considerable de pacientes nunca llega a superar los trastornos del todo.
Otro hallazgo de relevancia, consiste en que las mujeres adolescentes son mucho más susceptibles a los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) que los varones. De cada diez individuos que presentan Anorexia o Bulimia, se estima que más de siete son mujeres. Esto pone en entrevisto que el ideal estético de belleza femenina resulta aún más exigente y persistente que el masculino. Al respecto, los demandantes estereotipos de la mujer, implican un cuerpo extremadamente delgado, simétrico, y definido, al tiempo en que promueven una personalidad audaz, astuta, y pasional, (bien sea en la representación de mujer soltera, o incluso, en la representación de la figura materna).
Por su parte, en México los Trastornos Alimenticios han aumentado un 300% durante las dos últimas décadas. En tal sentido, los estudios socioeconómicos revelan que los casos de Desordenes Alimenticios se presentan desde las comunidades y estratos sociales más deprimidos, hasta las clases más pudientes. En lo que se refiere a las estadísticas del sector Salud, existen registros anuales de alrededor de unos 20.000 casos de estos trastornos; como puede apreciarse la situación se ha agravado de forma considerable, los jóvenes han sido seriamente afectados por la idealización de la delgadez y de la belleza física. Hoy, más que nunca resulta esencial la elaboración de estrategias y programas de prevención que promuevan la comprensión integral de la Anorexia y de la Bulimia.
Es curioso que aún en la actualidad muchas personas desconozcan que los Trastornos Alimentarios Severos pueden tener efectos irreparables. Evidentemente, las consecuencias más inmediatas están asociadas a diferentes niveles de desnutrición e inestabilidades fisiológicas que repercuten en el funcionamiento del organismo. Es por esta razón que resulta pertinente mencionar algunas de los principales efectos de estas patologías. En cuanto a las secuelas cardiovasculares los pacientes pueden desarrollar arritmias y disminución del tamaño cardíaco. Con relación a las secuelas endocrinológicas, es posible que se generen ovarios poliquísticos, e incluso esterilidad. Cabe indicar que una de las consecuencias más dramáticas son las secuelas digestivas ya que pueden producir reflujo gastroesofágico, y también pueden contribuir a generar el síndrome de malabsorción por “intestino liso”. De forma general, se puede afirmar que la mayoría de pacientes tiene importantes recaídas en el trascurso de su vida, y que presentan secuelas nerviosas tales como: ansiedad generalizada, trastornos afectivos, psicosis, entre otros.
La Anorexia Nerviosa es un trastorno que se caracteriza por comportamientos obsesivos en cuanto al peso corporal y la ingesta de alimentos. Los pacientes con esta condición están abrumados con la idea de perder peso. No se trata de mantenerse en línea bajo un parámetro saludable, por el contrario, es una conducta que incide de manera negativa en la forma en la que las personas se ven a sí mismas, creando una distorsión perceptiva de su talla y tamaño. Dichas alteraciones favorecen a que el individuo devalué su apariencia física. Según estudios recientes, una cantidad considerable de pacientes que sufren de Anorexia Nerviosa se encuentran prácticamente un 85% por debajo de su peso promedio, e incluso así, siguen obsesionados con el volumen de su cuerpo.
De este modo, quienes padecen este trastorno tienen un miedo compulsivo a engordar. Se sienten insatisfechos con su imagen corporal. Sus rutinas giran en torno a la necesidad de cuidar de su aspecto físico, persiguiendo una extrema y peligrosa delgadez. Cabe señalar que estas personas evalúan su autoestima en función de su silueta. Es frecuente que se observen durante largos períodos de tiempo frente al espejo, apreciando su apariencia y asegurándose del tamaño y el peso que tienen. En otras palabras, estos sujetos desarrollan pensamientos persistentes y constantes sobre las calorías, la comida, y el cuerpo.
En la Anorexia Nerviosa no existe una auténtica pérdida de apetito, sino una arrolladora aspiración de ser delgado sin importar las consecuencias. Distintos estudios manifiestan que los anoréxicos en realidad sienten hambre, desean comer; sin embargo, la fuerte preocupación por ganar algunos kilos extra, los lleva a limitarse y restringirse intensamente.
Su obsesión por la comida es notoria. Existe un control riguroso en la selección de los alimentos, la preparación e incluso la repartición de los mismos. Cada gramo resulta de especial interés, razón por la cual reducen notablemente la ingesta de “alimentos que engordan”, es decir, carbohidratos y grasas.
Es normal que estos individuos se ejerciten de forma rigurosa. Sus rutinas tienden a ser largas y exigentes. Cuidar de su aspecto físico les permite afianzar su imagen, lo cual los conduce a realizar entrenamientos excesivos y demandantes. Es característico de los anoréxicos que a medida que pierden más peso, aumentan la actividad física. Es importante acotar que la inanición en estos casos produce hiperactividad.
En ocasiones las personas que padecen de Anorexia Nerviosa tienden a deprimirse. Es común que sufran de baja autoestima y que lloren frecuentemente. En este sentido, poseen una autoimagen negativa, lo cual repercute en la forma en que enfrentan la vida. Igualmente, se debe agregar que existe un desequilibrio emocional que se manifiesta en episodios de aislamiento social, de apatía e irritabilidad.
En general, se dice que la pubertad juega un papel importante en la posible generación de la Anorexia Nerviosa. Para nadie es secreto que esta etapa de desarrollo del ser humano se caracteriza por significativos cambios. Es decir, si se forma al adolescente para que logre integrar sus instintos, capacidades y acciones de forma estable y autónoma el sujeto podrá tomar decisiones maduras y adecuadas en cualquier momento de su vida. De tal manera, a pesar de la presión social, y de la creciente influencia de los medios de comunicación sobre el culto a la delgadez, el individuo tendrá una imagen adecuada de sí mismo y un sentido de la realidad personal y social verdaderamente trascendente.
Desde el punto de vista psicodinámico, estos pacientes tienden a tener relaciones conflictivas con sus padres y su entorno. De acuerdo a distintas investigaciones la presencia de progenitores ambivalentes puede incidir en la generación de este Desorden Alimenticio. Otro tema relevante se genera cuando los padres colocan a sus hijos en situaciones de altas exigencias sociales, este caso, puede ser un detonante indiscutible de la Anorexia Nerviosa, especialmente, en jóvenes que apenas definen su identidad.
Otra característica importante de este trastorno es la distorsión de la imagen corporal. Las personas que sufren de desorden anoréxico tienden a desarrollar una marcada alteración en la forma de percibir la talla y la silueta corporal. De este modo, se puede entender la alteración de la imagen corporal como la presencia de juicios de valor que no coinciden con las características reales del cuerpo.
Subtipos de Anorexia
Síntomas de la Anorexia
El término “Bulimia” desciende naturalmente de “Bulimus”, que significa “Hambre de buey”, lo cual se vincula directamente a la ingesta incontrolada de alimentos. Cabe decir que el estudioso Rusell en el año 1979 publica la primera descripción médica formal de este trastorno.
Esta enfermedad consistente en la ingesta descontrolada de cuantiosas cantidades de comidas, y la aplicación de conductas de tipo purgativo (como el vómito provocado, la toma de laxantes, y el ejercicio intenso), se debe considerar de tipo adictivo, producida por desórdenes emocionales, físicos, y sociales.
Para ilustrar lo anteriormente dicho, el trastorno bulímico se caracteriza por la presencia de atracones y de conductas compensatorias inadecuadas para evitar el aumento del peso corporal. Usualmente, el proceso de un bulímico nervioso consiste en darse una comilona y seguidamente vomitar lo engullido. De igual modo, hay quienes utilizan laxantes, diuréticos o enemas. Mientras que otros sujetos prefieren el ayuno, o, incluso permanecen varios días sin comer con la finalidad de compensar el atracón realizado.
Ahora bien ¿Qué es un Atracón? Un Atracón es un episodio de ingesta voraz, en otras palabras, es un consumo de una cantidad excesiva de comida durante un período corto de tiempo (la duración promedio es de dos horas). Es de explicar que esta experiencia que puede llegar a producir vergüenza. Durante el atracón existe una sensación de pérdida de control antecedida por un momento de exaltación. Luego de esta conducta la persona experimenta depresión, autodesprecio y remordimientos. La persona bulímica se cuestiona y se juzga con dureza.
Con la finalidad de establecer un diagnóstico médico es indispensable que los atracones y las conductas compensatorias tengan una frecuencia de dos veces por semana, durante tres meses. Con relación a la cantidad de alimentos consumida, esta varía, pero usualmente va entre 1000 Kcal y 2000 Kcal.
Cabe señalar que muchas veces la comida es elegida de manera especial y consciente, teniendo en consideración la facilidad o dificultad para tragar y luego vomitar los víveres. Generalmente, los bulímicos tienden a darse atracones con comestibles de altos contenidos calóricos, tales como dulces, chocolates, o carbohidratos.
Al igual que en los sujetos anoréxicos, en estos pacientes siempre está presente el miedo a subir de peso y la preocupación excesiva y persistente por la imagen corporal (la figura y el peso). Para ellos, también el culto a la esbeltez resulta de orden prioritario y esencial, lo que causa gran ansiedad y angustia. Asimismo, es necesario indicar que este trastorno genera un desorden en el control de los impulsos. Entendiendo en este contexto, que la desinhibición de ingesta alimentaria conduce a los atracones, razón por la cual, resulta indispensable refrenar los impulsos de los pacientes.
Brevemente se puede señalar que las personas bulímicas se caracterizan por tener baja autoestima, elevado egocentrismo, y manifestar tendencias al perfeccionismo. En cuanto a la apariencia, estos pacientes pueden o no presentar desnutrición, su aspecto físico suele ser normal, o con sobrepeso. De modo general, se trata de sujetos exigentes y severos, que padecen de una aguda insatisfacción personal.
Tipos de Bulimia
Síntomas de la Bulimia
En tanto que la mayoría de personas valoran su vida en base a diferentes esferas sociales tales como sus estudios, relaciones y logros profesionales; las personas con Anorexia Nerviosa y Bulimia Nerviosa se evalúan única y exclusivamente en función de la capacidad que tienen de controlar y mantener su peso y su figura, en función de los estándares culturales aceptados.
La manorexia es un trastorno poco conocido en el mundo, algunas personas la definen como la anorexia masculina. De hecho, su palabra deriva del término anglosajón “man” que significa hombre y “orexia” que hace referencia a la anorexia. Se trata del desmedido deseo del hombre de verse con una figura extremadamente delgada, situación que lo conduce a ingerir pocos alimentos y en algunos casos graves, simplemente a dejar de comer. A su vez, la manorexia es considerada un trastorno psicológico de tipo alimenticio.
Esta es una situación alarmante porque naturalmente al hombre le cuesta más que a la mujer aceptar este tipo de desequilibrio, es por eso que muy pocos van en búsqueda de ayuda. Las personas tienden a confundir este trastorno con problemas de depresión o ansiedad. Es preciso mencionar que este término no es reconocido oficialmente por los médicos, pero su uso ya se está proliferando en artículos especializados y en los medios de comunicación.
Causas comunes de la manorexia son: la falta de seguridad, la poca personalidad, la baja autoestima o el estrés por perseguir el éxito de manera imperiosa. Las consecuencias abarcan distintos niveles en la vida del individuo que padece de la enfermedad, tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista psicológico se presentan daños difíciles de reparar. Como tratamiento se recomiendan las intervenciones psiquiátricas y la reestructuración de las actividades diarias.
Este es uno de los trastornos de conducta alimentaria más comunes actualmente, la onda fitness ha obsesionado a una gran cantidad de personas y las ha llevado a crear una rutina alimenticia desproporcionada. La ortorexia no es más que la ingesta exclusiva de comida sana, evitando rotundamente los carbohidratos, las grasas y todos los alimentos artificiales que puedan ser nocivos para el organismo.
Suena saludable, pero lo cierto es que las personas que padecen este trastorno se convierten en dictadores alimenticios radicales y comienzan a sentir remordimiento de conciencia cuando incumplen la rutina, castigándose con ayunos extremos, en este contexto se desarrollan problemas nutricionales como la anemia o la falta emergente de vitaminas en el organismo y en algunos casos pueden surgir enfermedades psiquiátricas.
Uno de los tratamientos para la ortorexia es la psicoterapia y esta técnica tiene como objetivo aminorar los daños causados por la falta de nutrientes que el individuo ha dejado de ingerir tomando en cuenta que en su entorno pueden existir problemas familiares o sociales que dan lugar a esta enfermedad. Desde el punto de vista médico o nutricional, se debe hacer una evaluación de los valores del paciente para comenzar a incluir en su dieta los alimentos con las propiedades que la persona necesita.
Conocida a su vez como dismorfia muscular o anorexia inversa, se trata de un trastorno más que alimenticio, psicológico, que crea en la persona una distorsión de su figura como consecuencia de la preocupación obsesiva por mantenerla. El individuo se percibe como un sujeto débil y minúsculo, por esa razón invierte todo el tiempo posible en rutinas extremas de ejercicio y alimentos que contengan proteínas y carbohidratos, a su vez consumen esteroides de forma exagerada.
Esta enfermedad se presenta comúnmente en los hombres y está relacionado con el trastorno obsesivo compulsivo, sus consecuencias afectan a todos los aspectos de la vida del individuo: físico, social, familiar, emocional y psicológico. Podría decirse que la vigorexia genera una insatisfacción desmesurada en la persona que la padece y para su cura requiere de un tratamiento psicológico de largo plazo.
Se debe acotar que este trastorno puede dar pie a enfermedades más graves, por esa razón es preciso mencionar algunos datos preventivos:
Este trastorno alimenticio también es conocido como la anorexia del embarazo y se manifiesta en las mujeres embarazadas cuando comienzan a sentir miedo de subir de peso durante el embarazo, por lo general ninguna mujer reconoce padecer de esta enfermedad, así que es tarea del entorno detectar los síntomas para buscar rápidamente ayuda.
Si una mujer embarazada comienza a contar las calorías que consume, busca todos los días alternativas de mejorar su dieta, disminuyen la ingesta de alimentos, provocan su propio vómito o usan fajas para disimular el crecimiento de la barriga, es posible que sufra de pregorexia.
Por otra parte, sus consecuencias son graves, desde el punto de vista de la madre puede ocasionar anemia, desnutrición, baja producción de leche para alimentar al bebé, descalcificación de los huesos, caída del cabello y problemas con resequedad en la piel.
Esta enfermedad también afecta al bebé, al no recibir los alimentos necesarios la placenta se desnutre y puede originarse la muerte del feto o de la misma madre, otras consecuencias de menor grado para el bebé serían: parálisis cerebral, retraso en el crecimiento, problemas respiratorios, digestivos o cardiovasculares, trastornos del sistema nervioso o lento desarrollo y fortalecimiento de los huesos.
El proceso de recuperación o el tratamiento incluye a un equipo de especialistas encargados de solventar cada uno de los problemas presentes, por tratarse de un trastorno psicológico de tipo alimenticio en una situación médica, es necesaria la presencia de: un psiquiatra, un psicólogo, un psicoterapeuta, un obstetra, un nutricionista y una enfermera asistente.
Este es un tipo de trastorno alimenticio y su estudio se enfoca más desde el punto de vista psicológico. Se manifiesta cuando un individuo come en exceso a altas horas de la noche, generalmente comen poco durante el día y la gran carga de carbohidratos la ingieren en la noche. En ocasiones el individuo es capaz de comer grandes cantidades de comida aunque no tengan hambre.
Es una enfermedad que se presenta de forma involuntaria mientras el individuo permanece en un estado de sonambulismo, lo que hace que este trastorno sea incontrolable es que al día siguiente el individuo no recuerda nada. Asimismo, por tratarse de una enfermedad relativamente nueva para la ciencia, su tratamiento no se ha formalizado lo suficiente, de hecho, este trastorno es difícil de detectar para los médicos especializados en el área.
Las consecuencias de este trastorno son: la obesidad, los problemas de sueño por la interrupción del descaso, caries debido a que la mayoría de los alimentos ingeridos tienen muchas calorías; estrés y por ende, ansiedad. Una de las estrategias recomendadas para su tratamiento es llevar un diario en el que el individuo pueda registrar la hora y las comidas ingeridas durante el día, así como asistir a terapias psicológicas y reestructurar la dieta diaria junto a un profesional.
La sociedad con sus estándares y parámetros cambiantes, muchas veces actúa como un factor decisivo en el individuo al momento de tomar decisiones y escoger determinadas formas de vida, en este caso, “la moda” establece un ideal de belleza que somete tanto a las mujeres como a los hombres, aunado a esto, los medios de comunicación actúan como su vocero. Publicidades de ropa, zapatos o cualquier accesorio utilizan personas con figuras esbeltas que se convierten en el punto de referencia del público, en otras palabras, conllevan a imitarlos. La sociedad a su vez tiende a valorizar a las personas de acuerdo con la apariencia, sin tomar en cuenta sus cualidades o habilidades, razón por la cual un físico perfecto se convierte en el objetivo del individuo.
A este grupo pertenecen los sentimientos que destruyen la integridad física y emocional del individuo. En primer lugar debe mencionarse la baja autoestima, que se traduce en la poca convicción y aprecio que se tiene por uno mismo, la idea de sentirse inferior al resto de la humanidad así como considerarse incapaz de desarrollar ciertas habilidades.
Otros de los sentimientos típicos son: la desmedida preocupación por la opinión del resto de las personas, la inseguridad en uno mismo y la obsesión por conseguir la perfección en todas las actividades realizadas. En este apartado cabe mencionar que los síntomas típicos son: la depresión, sensación de soledad, ansiedad e irritabilidad.
Si el contexto familiar del individuo consiste en un clima perturbador y dañino, es posible que la persona se convierta en un blanco fácil para cualquier desequilibrio o trastorno psicológico, entre ellos, los trastornos alimenticios. Algunas madres se preocupan por conseguir que sus hijos bajen de peso (especialmente por tema de salud, en el caso de la obesidad), pero si esta situación no se conlleva de una forma adecuada, y se convierte en su lugar en un tema crítico que se torna incómodo, puede generar problemas como anorexia y bulimia, generalmente en las niñas.
Por otra parte, si el individuo es una persona excesivamente hermética y poco comunicativa, hay que ser más observadores. Las personas que tienen dificultad para expresar sus sentimientos suelen desarrollar conductas inadecuadas o trastornos, es posible que si alguien sufre de episodios de bullying por su talla, a corto plazo se convierta en una persona con problemas de conducta alimentaria.
Aunque este es un tema que aun se encuentra en período de investigación por los científicos, se ha verificado la relación que este trastorno guarda con los neurotransmisores (sustancias químicas del cerebro), más específicamente los que controlan el apetito, la digestión y el hambre. La baja serotonina también es causa de este problema.
Por otro lado, la genética es un tema debatible en los estudios, algunos profesionales afirman que no tiene nada que ver, mientras que otros aseguran que existe una predisposición genética, de igual modo se recomienda buscar asistencia profesional que le solicite un historial médico tanto del paciente como de sus familiares.
La anorexia y la bulimia están fuertemente vinculadas a un ideal de belleza difundido ampliamente por los Medios de Comunicación Social. Al parecer, la delgadez se vincula directamente a la idea de éxito y de aceptación que promueven en especial los contenidos televisivos.
Ciertamente el adolescente actual está profundamente influenciado por los estereotipos establecidos por los massmedia, cuyo objetivo es el de exaltar la anhelada e ilusoria “perfección física”. Al parecer, se ha establecido un modelo corporal único e ideal, en el que hombres y mujeres deben ser: delgados, jóvenes, firmes, y simétricos. La verdad, la lista es larga y demandante. Sin embargo, no es un cuerpo natural, sino uno que se adquiere con cirugías, dietas y ejercicios. Pero ¿Cuál es el límite?
Por medio de películas, telenovelas, y anuncios se bombardea incesantemente a niños, jóvenes y adultos. El culto a la delgadez es cada vez mayor y esta tendencia sigue promoviendo la adopción de prácticas nocivas, tales como la privación o limitación de la alimentación. Asumir los riesgos de los comportamientos excesivos e inadecuados para llegar a ser como la modelo o actriz famosa, conduce muchas veces a trastornos alimenticios severos que pueden desembocar en la muerte.
Es preciso mencionar que los expertos recomiendan prevenir este trastorno desde la infancia. Los padres deben:
Con relación a una prevención durante la adultez, el individuo debe:
Los trastornos alimenticios traen consigo una elevada cantidad de características que predicen el comportamiento de la enfermedad y permiten detectarla una vez presente en el individuo.
Desde el punto de vista psiquiátrico o psicológico, el profesional debe entrevistarse con el paciente y examinar su entorno familiar, su historial médico y los antecedentes personales y familiares con relación al trastorno o cualquier otro desequilibrio psicológico. Posteriormente debe evaluarlo físicamente, explorar el estado del ritmo cardiaco y el aparato respiratorio. Esto ayudará a determinar el nivel de los daños causados por el trastorno para estructurar un tratamiento efectivo.
Para conocer las técnicas, primero distinguiremos entre dos tipos de ansiedad: rasgo y estado. La primera consiste en una ansiedad presente desde la infancia o adolescencia del individuo, se caracteriza por la imposibilidad de relajarse y mantener una conducta exaltada la mayoría del tiempo. La segunda se refiere a la ansiedad generada a raíz de un hecho en especial, alguna situación que ha generado una carga nerviosa elevada y ha perjudicado su conducta. Las técnicas naturales que permiten combatir la ansiedad son: la aceptación, el ejercicio y la relajación.
Como ambos trastornos se parecen y uno se inicia como consecuencia del otro, los procesos de recuperación son bastante similares. Uno de los más importantes es el tratamiento psicológico y la psicoterapia debido a que el origen del problema se presenta en la psique de la persona aunque las consecuencias sean más evidentes a nivel físico.
Tratamiento psicológico y psicoterapia
El objetivo del profesional será modificar los criterios y pensamientos del individuo con relación a él mismo y cómo debería verse. Se puede realizar de forma individual (profesional y paciente), familiar (psicólogo, paciente y familia) o grupal (profesional, paciente y otras personas con el mismo problema). Es de recordar que para el especialista significará una intervención compleja porque usualmente los pacientes no prestan la cooperación ideal.
Aumentar el peso
Para evitar agravios peores desde el punto de vista médico, es necesario construir una estrategia que le permita al paciente recuperar el peso perdido, así que un equipo conformado por un nutricionista, un médico, una enfermera y un psicólogo deben estructurar un plan alimenticio que contenga todas las propiedades que su cuerpo necesita y ha dejado de percibir a raíz del trastorno alimenticio. Igualmente el paciente estará acompañado por un equipo de enfermeras que lo vigilarán durante y después de la comida para asegurar que el individuo no se provoca el vómito. Finalmente, el psicólogo deberá fijar reuniones con el paciente y establecer un feedback con relación a sus avances.
Mantener el peso
En esta etapa se deben realizar sesiones semanales con la participación de la familia para hacer un análisis sobre los patrones de conducta alimentaria y modificarlos de ser necesario. Estas sesiones permitirán identificar los factores que han influido en la conducta errada del paciente para cambiarlos. De igual manera, una vez terminada la etapa del aumento de peso (que por lo general se realiza en hospitales), el psicólogo deberá preparar al grupo familiar para recibir al paciente de nuevo en casa. La tarea de los integrantes de la familia con relación al paciente será controlar:
Una vez terminadas las sesiones que eduquen la conducta alimenticia del individuo y de la familia, se procederá a establecer un seguimiento de aproximadamente seis meses para controlar y evaluar la evolución del paciente con relación a su nueva forma de vida. Igualmente el psicólogo deberá reforzar la autoestima del individuo y suministrarle técnicas para liberar la ansiedad y el estrés acumulado.
Psicólogos de México expertos en Trastornos alimenticios