La toxicodependencia es la adicción a sustancias tóxicas que modifican la consciencia, las emociones y el estado habitual del organismo en su autopercepción. Las drogas generalmente generan una adaptación biológica que es la raíz de la dependencia tanto química como mental.
A veces la persona adicta a una sustancia química, más que la necesidad del componente químico en su torrente sanguíneo (nicotina, cafeína…), tiene necesidad y añoranza del ritual que ha creado alrededor del consumo de dicha sustancia.
Las sustancias tóxicas que generan dependencia producen diferentes efectos en el sistema nervioso. Pueden ser depresoras, estimulantes, alucinógenas y opioides.
Esta segmentación no es excluyente, es apenas una clasificación global para mapear desde el punto de vista biológico los atributos de las drogas.
En detalle su comportamiento es como sigue:
Una de las drogas ilícitas más consumidas en México es la cocaína –solo precedida por la marihuana–, por lo que centraremos el análisis de la toxicodependencia en ella y además porque tiene efectos altamente perjudiciales.
La cocaína consumida en dosis muy bajas produce una intensa sensación de placer, apetito sexual, agudeza mental, aumento de la energía disponible para la actividad y eleva la autoconfianza y autoestima. Esos elementos son capaces de generar un poderoso efecto llamada en personas con problemas mentales o de personalidad.
Dichas sensaciones varían en función de la cantidad que se consuma y también de la vía de administración.
Cuando la cocaína es inhalada, los efectos pueden permanecer hasta 40 minutos después de la administración, pero la eliminación total de la sangre requiere unos 90 minutos. Según la dosis las sensaciones pueden ser como ya se describieron anteriormente.
La cocaína que se inyecta tiene efectos más intensos que duran hasta 10 minutos, por lo que crean una mayor dependencia. El individuo sube a una montaña rusa de sensaciones de la que luego es expulsado en poco tiempo. De ahí el ansía de consumo o craving que a la larga engancha poderosamente.
Y en cuanto a las mezclas peligrosas: heroína y cocaína intravenosa, se le conoce popularmente como Speedball (pelotazo) y es una presentación de alta toxicidad y que genera rápida habituación.
Las formas en que la cocaína y otras drogas estimulantes producen adicción no están explicadas a nivel científico pues hay desconocimiento en todos sus efectos clínicos. Los estudios realizados apenas establecen relaciones entre trastornos de personalidad y consumo, pero a veces es a la inversa, y es la adicción a las drogas la que genera el problema psicológico.
La cocaína y otras drogas de efectos biológicos similares bloquean la captación de neurotransmisores como la norepinefrina, serotonina y dopamina. La concentración en sangre de estos neurotransmisores aumenta. Esto origina el estado eufórico y el incremento del apetito por los placeres (sexo, comida y otras fuentes de satisfacción), la experimentación y exploración de sensaciones.
Una persona que prueba la cocaína solo una vez y ha tenido una experiencia favorable, puede desear consumir más en las próximas horas o días. El deseo de consumir se dispara una vez que el individuo recibe estímulos que en su memoria están asociados al placer que originó la droga.
Por otro lado, en busca de claridad mental y control algunas personas recurren a las drogas y esta carencia inicial también genera dependencia.
Las drogas influyen en el sistema recompensa-motivación, un elemento que compartimos los humanos con muchos otros animales y que está en la base de nuestra subsistencia como especie. Por lo que la adicción a las drogas no es privativa de los humanos, sino de muchas especies de mamíferos.
La cocaína produce cambios neurológicos lo que implica además una mayor tolerancia.
Algunas personas tras consumir la sustancia de forma social durante muchos meses pueden desarrollar comportamientos adictivos; mientras que otras personas con una alta sensibilidad natural les basta con una sola dosis para desarrollar una profunda apetencia por esta sustancia tóxica.
Los psicólogos y terapeutas consideran que las adicciones o toxicodependencia en general son un proceso de aprendizaje donde influyen la disponibilidad de la droga, la dosis, la duración del efecto en el organismo y la ruta de administración. Según investigaciones realizadas por el National Institute on Drug Abuse en Estados Unidos, entre el 10 y el 15 por ciento de los consumidores de cocaína desarrollan la adicción.
Algunos de los efectos que produce el consumo de cocaína a corto plazo son:
Estos efectos que aparecen de forma inmediata al consumo, no son iguales de intensos en todas las personas.
Incluso en varios casos la sensación no en absoluto placentera. Algunas personas comentan que el consumo de cocaína les genera angustia y malestar general. Para mantener el estado de “euforia cocaínica” es necesario repetir las dosis, luego del placer viene una especie de “resaca” que se caracteriza por la fatiga extrema, melancolía, incapacidad de concentración, e insomnio que se suele llamar “disforia cocaínica”.
El consumo a largo plazo y de forma crónica produce en los cocainómanos:
Aunque este es un cuadro que se manifiesta a largo plazo, no se puede precisar ese largo plazo en meses exactos. Dada la diversidad humana y numerosas variables que entran en juego, la adicción y perjuicios pueden manifestarse en pocas horas, días o varios años.
Por ejemplo, en casos de consumo de cocaína con alcohol los efectos pueden ser aún más letales. Esta mezcla hace que el hígado produzca una sustancia llamada etileno de cocaína o cocaetileno que intensifica la euforia dos o tres veces más y aumenta el riesgo cardiovascular y el aumento súbito de la presión arterial.
Algunas personas consumen esta droga solo una vez y se alejan de ella pues perciben de forma insatisfactoria sus efectos biológicos y temen por su vida. Otras personas la consumen de forma regular en espacios lúdicos y en compañía, sin llegar a la adicción. Y otros consumidores regulares van intensificando de forma progresiva la dosis para extender los períodos de euforia y caen en un consumo compulsivo que trae aparejado muchos problemas psicosociales.
La ruta se inicia en el uso, continúa con el abuso y se convierte en adicción.
Una persona adicta a la cocaína puede:
Por otro lado, la dependencia se manifiesta en una pérdida evidente del control para negarse a consumir; así como exagerada dependencia y el uso continuado de la droga a pesar de los problemas médicos, psicológicos y sociales que introduce en la vida del sujeto.
La buena noticia es que es posible salir de este ciclo cocaínico con ayuda profesional, aunque no es fácil y se requieren grandes esfuerzos parte de todos los agentes implicados en el sistema que rodea a la persona adicta.
Por desgracia, las personas con adicciones a las drogas esperan a veces más de una década para pedir ayuda médica. Acuden cuando ya está en crisis su vida social, sus relaciones y su organismo está muy enfermo o debilitado.
Las personas que consumen drogas, si una vez terminados los efectos de la sustancia tóxica sienten en algún momento pesar, sentimiento de culpa y piensan que deberían abandonar su uso, entonces, es el momento idóneo para buscar ayuda profesional.
Aún si el adicto cree que lo puede conseguir solo y con fuerza de voluntad romper con su habituación es importante que tenga apoyo calificado. Los psicológicos, psiquiatras, médicos expertos en adicciones, tienen información valiosa sobre cómo manejar mejor los retos que aparecen durante la recuperación.
Cuanto antes se intervenga en las relaciones abusivas con las drogas, mayores serán las posibilidades de éxito y rápida recuperación.
No se puede afirmar que un perfil de personalidad en concreto es más propenso al consumo de drogas que otro. Algunos investigadores tienden a inclinarse a relacionar a las personas que buscan nuevas experiencias y sensaciones con la adicción a las drogas, pero no es un criterio comprobado científicamente.
Lo que sí se ha constatado en un alto porcentaje de personas con consumo crónico de drogas los siguientes problemas psicológicos previos a la adicción:
También influyen como factores relacionados con el inicio en el uso de sustancias tóxicas una baja percepción de riesgo por desinformación; el consumo de otros miembros de la familia y los problemas de comunicación intrafamiliar.
Entre los factores de riesgo de tipo biológico están el sexo (más frecuente en hombres) y la edad (14-25 años es etapa crítica en la iniciación al consumo).
Como factores de tipo constitucional tenemos las enfermedades crónicas. Pues como paliativo al dolor y la incapacidad emocional que generan, algunas personas deciden usar las drogas como escape a su condición.
Factores de protección
Algunos factores de protección son deducibles de los factores de riesgo. Podemos incluir entre ellos:
En el sector de la salud se llevan a cabo programas que combinan de forma efectiva tratamientos que incluyen la desintoxicación, prescripción de fármacos, psicoterapia individual y el trabajo en grupos de apoyo.
El abordaje del tratamiento de las adicciones debe ser integral e incidir en aspectos sociales, biológicos y médicos. Sobre todo en caso de pacientes politoxicómanos que presentan trastornos mentales diversos.
Tratamiento farmacológico
Para tratar la adicción a la cocaína no se han detectado fármacos idóneos. Para reducir la adicción a la cocaína los científicos experimentan con medicamentos que se usan para otras enfermedades pero que influyen en la actividad de la dopamina; la sustancia cuya cantidad en el cerebro se altera por el efecto de la droga.
Generalmente se prescriben los siguientes medicamentos.
Se empiezan a investigar las vacunas anti-droga que son capaces de anular los efectos de la sustancia tóxica, secuestrándola una vez que entra en el torrente sanguíneo y evitando que el consumidor perciba efecto alguno.
Científicos del Weill Cornell Medical College, en Estados Unidos anunciaron que tienen una vacuna que previene la adicción a la cocaína y la heroína. La vacuna solo se ha aplicado con éxito en primates y es una mezcla del virus atenuado de la gripe más una sustancia análoga a la cocaína nombrada GNE. La vacuna funciona como un antivirus que evita que el cerebro perciba la droga y ataca a cada partícula de la sustancia tóxica diluida en la sangre.
Psicoterapia individual
Este es un aspecto importantísimo en el tratamiento de recuperación de la adicción. Lo habitual es realizar intervenciones breves y frecuentes (2 o 3 veces por semana) entre el paciente y su psicoterapeuta.
Se trabajan con modelos de terapia cognitivo-conductual (TCC); se entrena a la persona para que pueda enfrentar la exposición a estímulos que incitan al consumo; se hace terapia psicoanalítica para descartar otros problemas psicológicos; se hacen sesiones de terapia de soporte y expresión (TSE); así como terapia interpersonal (TIP).
Grupos de apoyo
Se incluye la integración voluntaria a grupos terapéuticos que permiten el aprendizaje mutuo y el reforzamiento colectivo de los pequeños logros. Se crean comunidades terapéuticas donde se trabaja a largo plazo el empoderamiento para hacer frente a las recaídas.
Es importante el papel de la familia en la recuperación e inserción social del paciente, por lo que también se realizan sesiones de orientación y asesoría familiar. Dónde se reducen las tensiones colectivas, los sentimientos de culpabilidad o lástima y se promueven interacciones más saludables entre los miembros.
Este trabajo combinado, estructurado al detalle y personalizado, se lleva a cabo en centros residenciales en 90 días de vida residencial. Luego se hace el acompañamiento posterior en casos necesarios donde existen otras complicaciones con enfermedades psiquiátricas que a veces desencadena el consumo de drogas.
Los objetivos terapéuticos generales son:
La sanación en estos procesos de adicción a la cocaína u otras drogas requiere una evaluación completa del caso y sus implicaciones médicas, psicológicas, sociales, laborales e incluso legales. El tratamiento puede ser ambulatorio u hospitalario, pero en ambos casos la sanación depende del compromiso del individuo y su familia con el proceso de trasformación; así como de la honestidad y apertura ante los profesionales específicos que llevan el caso (alianza terapéutica).
Psicólogos de México expertos en Toxicodependencia
Imágenes: Jordi Bernabeu - Alessandro Boselli