Temes sufrir de cáncer, quizás padezcas Carcinofobia

La carcinofobia, también conocida como cancerofobia, es el miedo irracional e injustificado a contraer cáncer. Por un lado, es normal que a cualquier persona le produzca temor el hecho de padecer esta enfermedad mortal, sin embargo, los carcinofóbicos experimentan un miedo antinatural y muy acentuado, manifestado frente a todos los síntomas negativos que el cuerpo puede tener, en otras palabras, el carcinofóbico tiende a relacionar cualquier irregularidad física con el cáncer, entiéndase malestares comunes como mareos o dolor de cabeza.

carcinofobia, miedo a padecer cáncer

Lo cierto es que desde un punto de vista más técnico, la carcinofobia es producto de un pensamiento intrusivo creado por la mente inconsciente, razón por la cual una persona cree que está enferma o está convencida que va a enfermar.

También podría considerarse que esta es una fobia que deriva de la hipocondría (temor a padecer cualquier enfermedad grave), pero se diferencian porque la carcinofobia está enfocada en el exclusivo temor por el cáncer, de igual modo, es importante resaltar que no todas las personas que padecen cáncer son carcinofóbicas.

En el transcurso de los últimos años, la carcinofobia se ha convertido en una de las fobias más nombradas y comunes. El desgaste que supone la preocupación por padecer la enfermedad o el sufrimiento que la misma genera afectan el curso de la vida de millones de personas alrededor del mundo.

Se trata de una fobia muy relacionada con el miedo a la muerte como resultado del cáncer, y el carcinofóbico tiende a desarrollar conductas preventivas como: tener consultas médicas frecuentes, evitar el cigarrillo, evitar algunos alimentos, cuidarse del contacto con el medio ambiente y no exponerse al sol, lo que también podríamos traducirlo en “conductas positivas”, sin embargo, el fóbico lleva esta prevención al límite de la obsesión.

Con relación a sus orígenes, el temor a que el cáncer pueda ser una enfermedad hereditaria es una de las causas más comunes de la carcinofobia, y esto ocurre cuando se detectan antecedentes de cáncer dentro de la familia. De cualquier modo, existe una realidad, y es que tanto los antecedentes familiares como las cargas genéticas aumentan las posibilidades de contraer cáncer, sin embargo, no se considera una certeza.

Es por ello que en la actualidad diversos estudios genéticos han conseguido mejorar esta situación, gracias a los nuevos análisis y el avance de la medicina, el individuo puede saber si se trata de una enfermedad producto de alteraciones genéticas o no, y en caso de ser así, los profesionales podrán hacer un seguimiento exhaustivo del paciente para detectar los primeros signos de la enfermedad.

Por otra parte, también es cierto que los malos hábitos alimenticios y el consumo de sustancias dañinas, son elementos que pueden generar cáncer y que los individuos pueden evitar, por tal motivo, los carcinofóbicos tienden a llevar una alimentación extremadamente saludable para evitar cualquier irregularidad en el organismo.

Al mismo tiempo, un estudio demostró que existen personas con un patrón de conducta que las hace ser más vulnerables al cáncer, a estos individuos se les conoce como personas con patrón de conducta “Tipo C”, y poseen las siguientes características:

-Son personas deprimidas, y esto es considerado un factor importante en la aparición o desarrollo del cáncer. Diversos estudios científicos han comprobado que las personas deprimidas tienen mayor riesgo a contraer cáncer cuando llegan a una edad avanzada.

-Son individuos pesimistas, otro factor fundamental relacionado con la aparición del cáncer, puesto que la persona está permanentemente predispuesta a respuestas negativas o resultados poco favorables, ellos dan por sentado que van a contraer la enfermedad tarde o temprano; sin embargo, en el caso de aquellos que ya tuvieron la enfermedad, el pesimismo puede estar relacionado con la reaparición del cáncer.

-Son personas que carecen de apoyo social, y respecto a esto, varios investigadores en el ámbito de la psicología coinciden en asegurar que la falta de apoyo origina una baja actividad de los linfocitos NK, células que son capaces de erradicar las células cancerígenas cuando éstas aparecen.

-Son individuos incapaces de exteriorizar sus emociones negativas. Aquellos que tienden a acumular molestias y se cohíben de manifestar reacciones de ira o agresividad. Estas personas se guardan las emociones negativas para ellos mismos, y por el contrario, se preocupan en mostrar emociones positivas en exceso. 

En otro escenario, encontramos a aquellos que han superado el cáncer y desarrollan mucho temor por volver a padecerlo. Sin embargo, estas personas deben pasar por revisiones periódicas que culminarán una vez que el cáncer haya desaparecido por completo, por ende, esta certeza debería servir para disminuir el temor del carcinofóbico.

En el caso de aquellos que ya padecieron la enfermedad, deberán consultar frecuentemente a los especialistas para las respectivas revisiones, de este modo podrán mantenerse alertas frente a una posible reaparición. En estos casos, el individuo también debe mantener una alimentación saludable, practicar ejercicio físico, compartir con los seres queridos y realizar actividades que produzcan placer para reducir los niveles de estrés y evitar las obsesiones con la prevención. Asimismo, también debe informarse adecuadamente sobre las características de la reaparición para estar atentos y reducir el temor.

Una de las principales características del carcinofóbico es que cree que puede contraer la enfermedad si entra en contacto físico con otras personas enfermas de cáncer, y esto sucede a pesar de tener conocimiento de que esta no es una enfermedad contagiosa. De hecho, el individuo comienza a manifestar síntomas de malestar con la presencia de alguien enfermo de cáncer.

Posterior a esto, de forma inconsciente, la persona obsesionada con la enfermedad comenzará a experimentar síntomas como la falta de apetito, dolor de cabeza, malestar corporal, e inclusive sentirá la necesidad de lavarse las manos constantemente por miedo a que el cáncer se contagie a través del polvo que transita en el medio ambiente.

Eventualmente, la fobia y el conjunto de pensamientos que preocupan a la persona, genera más sufrimiento que la enfermedad en sí misma. En esta situación el individuo tiene la posibilidad de adoptar dos conductas, la primera sería realizarse excesivas pruebas diagnósticas, o por el contrario, evitar citas médicas o la realización de algún análisis por temor a conocer el diagnóstico del médico, y que éste salga positivo.

Entre otros síntomas podemos resaltar los constantes pensamientos obsesivos relacionados con la enfermedad, elevados niveles de estrés y ansiedad, baja autoestima y deterioro en la calidad de vida, situación que perjudica el ánimo del individuo, miedo excesivo e irracional por el cáncer, prolongación de dichos síntomas durante el tiempo, y por último, daños severos en las relaciones laborales, sociales y familiares.

Pero ¿Qué puede hacer una persona si tiene miedo al cáncer?

El individuo debe intentar bajar sus niveles de angustia, puede hacer visitas periódicas al médico (sin que llegue a ser una acción paranoica), puede desarrollar mejores hábitos alimenticios y llevar una actividad física que resguarde su salud.

Luego, el individuo debe informarse al respecto y entender que en la sociedad actual, la medicina cuenta con muchos avances tecnológicos y científicos que permiten que los pacientes superen dicha enfermedad con mayor rapidez, y además, continúen llevando una vida normal.

El temor a sufrir cáncer puede convertirse en una compulsión. El individuo debe intentar soportar la incertidumbre durante los meses en los que no visita al médico, de modo que las mismas se hagan con un tiempo prudente de diferencia. En el caso de que sientas que esta situación se escapa de tus manos, debes consultar a un psicólogo o psicoterapeuta.

Pese a que muchos especialistas consideren que curar una fobia resulta imposible, otros aseguran que es posible superar la carcinofobia, pero que este proceso demanda mucho tiempo y diversas técnicas especializadas para el tratamiento, siendo la hipnoterapia una de las más destacadas y eficaces por la ausencia de fármacos o productos químicos con efectos secundarios.

En este caso, comenzaremos diciendo que la técnica de la hipnosis cada vez es más utilizada por los psicólogos, y permite que el individuo tenga acceso a su inconsciente para modificar o eliminar algunas conductas responsables del problema, es por ello que la hipnoterapia es capaz de solucionar el problema de raíz, impidiendo que reaparezca posteriormente. 

Por un lado, en la hipnosis tradicional se utilizan órdenes directas y consiste en la sugestión, sin embargo, psicólogos expertos consideran que esta técnica no suele ser muy útil para la carcinofobia, por ello aseguran que es más conveniente aplicar la hipnosis Ericksoniana, debido a que dicha terapia consiste en las sugerencias indirectas dentro de las conversaciones y se basa en estados profundos de relajación.

La hipnosis ericksoniana es muy útil para las personas lógicas y excesivamente racionales, sin embargo, el abordaje de la misma se adecúa al paciente. Para ponerla en práctica, el terapeuta hace uso de recursos como las metáforas o anécdotas para tener acceso a la zona inconsciente del individuo, es decir, el paciente entra en un estado de trance. Esta terapia dura alrededor de 45 minutos y se divide en tres partes, la primera consiste en el diálogo, en la segunda se práctica la sesión y en la tercera el paciente debe dar testimonio sobre las sensaciones experimentadas durante la sesión. Vale destacar que el individuo permanece consciente durante este proceso. 

Sin embargo, en el tratamiento de la carcinofobia es conveniente mezclar la hipnosis con otras prácticas que combatan el estrés y las fobias relacionadas, entre ellas: la programación neuro-lingüística, terapias de relajación, el apoyo social y la terapia cognitiva conductual.

La terapia cognitivo-conductual es conocida por ser el tratamiento más efectivo para los individuos que padecen fobias determinadas, como es el caso de la carcinofobia. El psicólogo aplicará dicha terapia, adaptándola a la fobia a padecer cáncer y también a las respectivas circunstancias y necesidades de cada individuo, permitiendo así solventar el problema.

Por otra parte, el apoyo social es un factor determinante para superar la carcinofobia. Los seres cercanos deben animar al paciente para disminuir los niveles de depresión, ansiedad o estrés. Del mismo modo, será útil intercambiar opiniones con personas que han sobrevivido a un cáncer para que el paciente tenga un conocimiento realista sobre el proceso de la cura del cáncer.

El estilo de vida siempre es importante y está relacionado a cualquier tipo de enfermedad. Es recomendable que todas las personas lleven un estilo de vida saludable, especialmente aquellas que padecieron de cáncer o que genéticamente sean propensos a padecerlo.

Lo cierto es que, aunque se tenga un ritmo de vida muy acelerado, existen alternativas para tener una alimentación sana y hacer un poco de ejercicio físico, de este modo, el individuo tendrá menor riesgo de sufrir algunas enfermedades, entre ellas, el cáncer.

Respecto a las terapias de relajación, éstas constan de diversas técnicas que bajan considerablemente los niveles de estrés, uno de los síntomas principales del carcinofóbico. Por un lado, tenemos el control de la respiración, entendiendo que las fobias producen sensación de ansiedad y da motivo a la respiración superficial (bostezos incontrolados o suspiros continuos), y cuando reparas en esta característica debes hacer ejercicios para controlar la respiración. Básicamente tendrás que tomar aire por la nariz y después espirarlo por la boca, inhalar suave y profundamente repetidas veces, lo ideal es intercalar ritmos, entre suave y rápido.

En el mismo apartado de la respiración, también ubicamos la respiración con el diafragma, y para llevarla a cabo, el carcinofóbico debe estar en un lugar tranquilo que le permita concentrarse. El paciente debe colocarse en una posición que le permita relajar los músculos y le haga sentir cómodo, luego colocará una de sus manos en el pecho y la otra en el estómago, posterior a esto, tomará aire por la nariz e intentará almacenarlo en el estómago, la idea es que la mano en el pecho quede inmóvil mientras que la barriga se infla, el aire debe retenerse durante dos segundos para soltar por la boca lentamente, el individuo sentirá con las manos como el estómago se va desinflando y el pecho queda inmóvil, este ejercicio se debe repetir varias veces. De este modo, el paciente con fobia al cáncer logrará entrar en un estado de calma.

Por último, la programación neuro-lingüística es una herramienta que permite reprogramar la mente del paciente, de modo que el individuo pueda adoptar nuevas conductas que le permitan obtener los resultados que él necesita, en otras palabras, el carcinofóbico deberá adoptar nuevas costumbres que sustituyan las rutinas que motivan la fobia. Básicamente, esta técnica demanda la comprensión del funcionamiento de la mente del ser humano en diversas áreas.

Entre otros aspectos positivos, la PNL ayuda a que el carcinofóbico pueda crecer y tener una mejor calidad de vida, le da las herramientas para conseguir cambios personales gracias a un enfoque práctico basado en técnicas que ayudan a adquirir nuevas conductas, y finalmente, es una potente herramienta de comunicación y persuasión.

Psicólogos de México expertos en Cáncer


Autor: © PSIGUIDE