El trastorno por déficit de atención con hiperactividad es uno de los problemas neuropsiquiátricos más comunes en los niños y adolescentes que afectan directamente sus ámbitos vitales (colegio, familia, trabajo y amigos), al principio se pensaba que este trastorno no podía hacerse presente durante la adultez, sin embargo, en los años setenta se demostró que el TDAH va evolucionando desde la infancia y no necesariamente desemboca en otros trastornos cuando llega a la edad adulta, sino que prevalece de una forma crónica.
Para su diagnóstico es fundamental la presencia de tres síntomas: déficit de atención, impulsividad e hiperactividad, las cuales ocasionan un deterioro en la vida y en las metas o proyecciones del afectado. Asimismo conviene señalar que se trata de un trastorno incurable, que puede acentuarse o aminorarse con los tratamientos correspondientes. Uno de los indicios más claros aparece en la infancia, específicamente en la escuela, el profesor pensará que el niño “está en las nubes” y lo comunicará a la directiva de la institución y a los representantes del menor, a partir de este momento, es preciso iniciar una investigación del caso y tomar cartas en el asunto con profesionales en el área.
Es probable que cuando se detecte la presencia del TDAH en un menor de edad los padres comiencen a hacerse preguntas como ¿Qué hice mal? o ¿En qué fallé? Lo cierto es que con relación a las causas, no existe una enumeración precisa (su estudio implica estudiar diversas variables), sin embargo existen múltiples factores que provocan este trastorno, y por supuesto, el hogar y la crianza forman parte de las posibles razones por las cuales se genera.
En México hay aproximadamente 33 millones de niños y adolescentes (según estadísticas de INEGI), de los cuales se estima que están afectados por el TDAH un 6%, es decir, casi dos millones de afectados entre niños y adolescentes, sin contar adultos. De todos ellos, menos del 10% están diagnosticados y de ese 10% solo un 5% o menos reciben tratamiento. Recientemente se introdujo el TDAH en la cobertura básica tanto de IMSS, ISSSTE y Seguro Popular, por lo que a partir de ahora ascenderá el porcentaje de diagnosticados, así como los pacientes que reciben tratamiento. Según la UNAM dicha cifra sumada al nº de adultos con TDAH, podría llegar a ascender los 2.5 millones en todo México.
En la SMDAH, Sociedad Mexicana de Déficit de Atención e Hiperactividad, insisten que cada año el sistema de educación mexicano sufre el fracaso escolar de muchos niños, siendo el TDAH una de sus causas.
El TDAH tiene características muy propias, por tanto es difícil que el profesional logre confundirlo con otros trastornos, además, existen múltiples exámenes psicológicos y neurológicos que permitirán verificar la presencia de este problema neuropsiquiátrico en la persona. Asimismo, se manifiesta de una forma parecida en el adulto y en el niño, solo que cada uno se ve afectado en un contexto distinto. A continuación se enumerarán las características más comunes por orden cronológico:
0 a 5 años:
6 a 12 años:
12 a 16 años:
Existen tres síntomas claves para el diagnóstico del trastorno de déficit de atención con hiperactividad, y estos son:
Déficit de Atención: al individuo le costará concentrarse en los detalles y sostener el hilo conductor de la conversación, de igual modo no escuchará cuando se dirigen directamente hacia él ni prestará atención a ninguna instrucción. Es común que evite las conversaciones que exijan concentración y actividad cerebral, progresivamente irá olvidando objetos que necesita diariamente y será cada vez más distraído y olvidadizo. Este síntoma aparece frecuentemente durante la primera infancia y se va intensificando durante la adolescencia y la adultez.
Hiperactividad: se caracterizará por ser una persona extremadamente inquieta, no podrá permanecer sentado en un mismo lugar por mucho tiempo. A las personas hiperactivas les resulta difícil: mantenerse en silencio o desarrollar actividades que exijan paciencia y concentración como jugar ajedrez. Durante la época escolar los niños son hiperactivos pero se limitan en ocasiones por el entorno, tienden a ser muy ruidosos, mientras que en la adolescencia la hiperactividad se transforma en una sensación interna de inquietud.
Impulsividad: personas que no pueden formular ideas y luego expresarlas, así que el individuo contestará preguntas antes de haber sido formuladas, tendrá problemas para esperar un turno (en el banco, en un restaurante de comida rápida, etc.), así como interrumpirá las conversaciones de otras personas para expresar opiniones no deseadas.
Las personas que padecen de este trastorno, generalmente:
Las causas abarcan distintos niveles, puede tratarse de:
Desde el punto de vista biológico, algunos teóricos asumen que existe una disfunción cerebral indetectable en el individuo que presenta este trastorno, asimismo, surgieron diferentes hipótesis, una de ellas abarca las estructuras cerebrales y su funcionamiento donde se compromete el encéfalo. Otros estudiosos han comprobado que las personas que padecen de TDAH tienen menores niveles de flujo sanguíneo y actividad electroencefalográfica en los lóbulos frontales. En este mismo apartado se comprometen los neurotransmisores, especialmente la norepirefrina, la dopamina y la serotonina.
Existe también la posibilidad que alguna complicación durante el embarazo o el nacimiento de la persona hayan contribuido a una lesión cerebral y sea la causante de un trastorno de déficit de atención con hiperactividad en el individuo. Aunque esta teoría no tiene argumentos suficientemente sólidos, si se ha comprobado que el consumo de alcohol durante el embarazo genera en el individuo déficit de atención o problemas para priorizar actividades desde su juventud.
La genética es otro de los factores que se encuentra relacionado con este trastorno, está comprobado que la mayoría de niños que sufren de TDAH, provienen de una familia con desequilibrios y trastornos psicopatológicos incluso más intensos que los del infante. Sin embargo, siguen realizándose estudios para explicar exactamente cuál es la relación que guarda la carga genética con este problema neuropsiquiátrico.
Existen factores que ayudan a la mejoría durante el tratamiento, entre ellos:
Asimismo, existen factores que desfavorecen la recuperación durante el tratamiento, en este caso se pueden mencionar:
Los pasos que el terapeuta debe seguir durante el tratamiento son los siguientes:
En el caso de los niños que presenten el trastorno de atención dispersa con hiperactividad, el profesional que lo detecte debe informar a los padres y a los profesores del afectado.
Profesores: es importante que los maestros, docentes y profesores estén al tanto de la situación para que apoyen la terapia o tratamiento. Ellos deberán comprender y ayudar al niño durante el proceso de aprendizaje, comprendiendo que sus habilidades cognitivas y su coeficiente intelectual se encuentran desequilibrados, pero de igual forma son niños capaces de desarrollar sus actividades y de llevar una vida académica favorable,-siempre y cuando reciba el apoyo de sus maestros-. Ellos determinan en gran medida el futuro académico del joven paciente.
Padres: es esencial que el profesional le informe a los padres sobre la condición del niño, así como de explicarles detalladamente en qué consiste el TDAH y de qué manera afecta en la criatura. Es preciso mencionar que este trastorno puede ser hereditario y se debe hacer un seguimiento para detectar el origen de la situación. El psicólogo debe proporcionarles a los padres las herramientas necesarias para reprender, aconsejar y orientar al niño que sufre este trastorno.
Se debe elaborar un plan de tratamiento que ayude a disminuir las altas cifras de comorbilidad en el paciente. Las terapias más recomendadas son las siguientes:
Su grado de intensidad va a depender del diagnóstico temprano o tardío del TDAH en el paciente. Sin embargo, debe ir acompañada de otras terapias para erradicar el problema. La psicoterapia es importante porque:
La premisa de esta terapia se fundamenta en que la conducta, las reacciones y el comportamiento de cualquier persona puede alterarse si se trabaja puntualmente sobre él a través de asociaciones adecuadas, así como que el ser humano actúa en función a los acontecimientos y a las consecuencias. En esta terapia el profesional debe evaluar y analizar profundamente al paciente para identificar los factores que están generando la conducta inadecuada para trabajar directamente en ellos, y para ello el terapeuta, a su vez, debe:
El paciente que recibe este tratamiento mejora el rendimiento académico y la concentración. Entre otros efectos positivos podemos mencionar: una mejor interacción social, mayor control de la impulsividad y reducción de la hiperactividad.
Las personas vinculadas con el problema (padres y docentes), también experimentan cambios positivos como consecuencia de la terapia, entre ellos se puede mencionar: mayor control del niño y sus actividades, mejora en la comunicación entre padres-hijos y la recuperación del clima familiar y escolar.
Se tratan de tres aspectos básicos que debe tomar en cuenta el terapeuta para ayudar a mejorar la conducta del niño o adolescente durante la terapia, ellas son:
El objetivo de esta técnica es: crear conciencia en el niño de las consecuencias que pueden traer las conductas inadecuadas que asumen en ciertos momentos. No obstante, las actitudes a tomar cronológicamente deben ser las siguientes: ignorar al niño cuando se comporte mal, premiar las buenas conductas del niño, detectar si las conductas erradas continúan, de ser así, comenzar a aplicar señales de advertencia o castigo. Otras actividades que se pueden realizar son juegos como “coste de respuestas” que consiste en puntos que el niño gana o pierde dependiendo de su conducta, al completar cierto número obtiene una recompensa.
se trata de técnicas que trabajan directamente con los procesos cognitivos y mentales que controlan la conducta del niño o adolescente, su objetivo principal es incrementar el autocontrol en el paciente, en este sentido, podemos describir alguna de las actividades a realizar durante este tratamiento:
Autocontrol: se aplica en jóvenes mayores de 12 años y consigue que ellos realicen una autoevaluación de su conducta, así como un plan de acción y un autocontrato, en el que el individuo expone las recompensas que el mismo se va a dar si cumple las metas que se ha propuesto.
Solventar problemas: digamos que uno de los comportamientos más preocupantes de los niños y adolescentes con TDAH es la impulsividad, por esa razón, es necesario aplicar técnicas que aumenten el grado de autonomía y autocontrol del individuo. Para lograr esto, el profesional debe proporcionarle técnicas al paciente y la terapia será exitosa si el niño o adolescente aprendió a:
En esta terapia, el profesional reunirá al niño o adolescente con sus familiares y conversarán sobre su conducta, asimismo, comenzarán a trabajar en la mejoría de su comportamiento. Es recomendable que esta terapia se realice en un consultorio varias veces por semana, la duración dependerá de la gravedad del trastorno en el niño.
El objetivo de este programa es darles a los padres las herramientas necesarias para ayudar a sus hijos, por esa razón, es necesario fortalecer el vínculo entre ellos y solicitarles en ocasiones que asistan juntos a la sesión. Es recomendable que las sesiones se realicen en un consultorio varios días a la semana. Los sentimientos que experimentan los padres al enterarse de la situación, son los siguientes:
Durante esta terapia de capacitación, el profesional deberá indicarle a los padres seguir los siguientes pasos:
En los adultos, el trastorno de atención dispersa con hiperactividad afecta directamente en el entorno laboral o ejecutivo, debido a que el individuo tendrá dificultades severas para organizarse, planificar deberes y priorizar las tareas. Es probable que la persona tampoco pueda administrar su tiempo de forma efectiva ni culmine las actividades que realice.
Al igual que los jóvenes, los adultos también se distraen con facilidad, les cuesta prestar atención y tienden a ser olvidadizos, entre los trastornos de comorbilidad más comunes están: los trastornos de humor, los trastornos por consumo de sustancias y los trastornos de personalidad. Con relación a la hiperactividad, esta se manifiesta como una impotencia; el individuo sentirá la necesidad de estar en movimiento y hablar de forma excesiva con un tono de voz alto. Otras de las actitudes que los caracterizan es: no poder esperar su turno, interrupción de conversaciones ajenas, decisiones irreflexivas, síntomas impulsivos y dificultad al manejar el vehículo.
Para diagnosticar este trastorno en el adulto es necesario evaluar cuatro factores, el primero es investigar los antecedentes, síntomas presentados en la infancia y el deterioro en los distintos contextos del individuo en el transcurso de los años. En segundo lugar, diagnosticar si el deterioro en sus distintos ámbitos está relacionado con los síntomas del trastorno. Posteriormente, detectar la existencia de otros trastornos psiquiátricos, y finalmente, considerar posible la presencia de trastornos comórbidos. Responder estas cuatro preguntas apoyará el diagnóstico clínico que se haga posteriormente.
Es necesario que se realice una historia clínica del paciente para la evaluación final, en ella deben describirse expresamente los datos biográficos (especialmente los relacionados con el desarrollo psicológico en la infancia), asimismo, deberá realizarse un examen psicopatológico que permita identificar los síntomas del trastorno, algunos de los aspectos que se presentan frecuentemente en los adultos son: infracciones de tránsito y problemas legales.
Es recomendable que en los adultos se aplique un tratamiento multimodal, esto quiere decir que se deben combinar las intervenciones psicológicas con las farmacológicas. Con relación a la psicología, se aplican técnicas como:
La psicoeducación: el profesional se encargará de reunir a los pacientes con sus familiares y explicará minuciosamente el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, asimismo les dará a conocer las opciones terapéuticas que existen. Por otra parte, la información suministrada por los familiares con relación a la conducta del paciente servirá de base para que el profesional evalúe la relación de los síntomas de TDAH con las dificultades de adaptación en el contexto familiar, laboral y social.
Psicólogos de México expertos en TDAH