Suicidio infantil

El suicidio infantil es un tema delicado que muchos prefieren evitar, pero que sin duda es una realidad que no se puede ignorar. Tristemente hay pequeños que apagan sus cortas vidas al poco tiempo de haber comenzado a brillar. A nivel mundial, se conocen casos de miles de familias que han tenido que enfrentar la dolorosa pérdida de un ser querido por esta causa.

suicidio infantil

De por sí, la muerte de un niño genera un impacto mayor que la de una persona adulta, ya que por lo general afecta a todos los individuos que conocen el hecho, pues es muy difícil sobrellevar que un infante que tenía la oportunidad de disfrutar toda una vida, no pudo crecer y desarrollarse en la sociedad; sin embargo, más complejo es aceptar que dicho fallecimiento no fue por una causa natural o un accidente, sino producto de un acto voluntario.

A veces se presentan escenarios que pueden llegar a parecer suicidios, pero que en realidad no lo son, porque no cumplen con la característica principal del mismo, que es tomar la decisión de quitarse la vida y hacerlo a consciencia. Es decir, si un infante no sabe lo peligrosas que pueden ser sus acciones y no tiene claro los conceptos de muerte y suicidio, entonces no debe considerarse como tal, sino como un accidente; ese es el caso de niños que se ahorcan con sus sábanas, mosquiteros o cortinas mientras duermen, consumen algún veneno que hayan encontrado en el piso, se asfixian con objetos que se introducen a la boca, entre otros ejemplos.

Por ese motivo, las muertes de niños menores de cinco años no entran en la categoría de suicidio infantil, pues todavía no comprenden el significado de lo que esto representa. De hecho, pocos son los infantes que entienden la muerte entre los cinco y seis años de edad, ya que no es un tema que los padres suelen hablar, sino que sale a relucir la mayoría de las veces cuando amigos cercanos o allegados comentan sobre el fallecimiento de algún familiar. Aún así, es posible que los pequeños lleguen a hacer peguntas referentes a la muerte tras ver alguna película, dibujo animado, leer un cuento o escuchar una conversación ajena en la calle que le despierte el interés por el asunto.

Es importante recalcar que para que un caso de suicidio entre en esta categoría, el infante debe tener entre seis y doce años de edad; al cumplir los trece se considera suicidio adolescente. Aunque los motivos suelen ser en su mayoría los mismos, la forma en la que los jóvenes ejecutan este acto es más trágica, porque su conocimiento sobre la muerte es mayor, son completamente conscientes de lo que están haciendo y de las consecuencias que eso acarrea.

Principales motivos del suicidio infantil

Diversas situaciones pueden originar que un infante decida acabar con su vida, inclusive sin conocer a cabalidad lo que conlleva la muerte. Hay casos de niños que han presenciado el fallecimiento de un ser querido o han sentido la ausencia de una persona muy cercana que ha muerto, y al momento de preguntarle a sus padres por el tema, estos tratan de disfrazar la realidad, porque temen que los pequeños adquieran miedos a temprana edad o sufran al descubrir que no volverán a compartir con esa persona que tanto extrañan.

Para no perjudicar a los niños, los progenitores suelen decir cosas como que el familiar que ha fallecido está tomando una larga siesta, que se fue a un viaje por mucho tiempo o simplemente pasó a otra vida mejor, lo que produce en los infantes cierta intriga por conocer aquello de lo que tanto le hablan. Debido a ello, algunos deducen que experimentar la muerte es la única opción que tienen para poder reencontrase con ese sujeto tan especial, y en un momento de tristeza profunda, pueden llevar a cabo un acto suicida con la intención de volver a estar con él.

La baja autoestima también suele ser motivo de suicidio infantil. Cuando los pequeños pasan mucho tiempo solos, sienten que no obtienen la atención que merecen por parte de sus padres o perciben que son una carga para ellos, pueden desarrollar baja autoestima, la cual es responsable de que tengan pensamientos suicidas y lleguen a hacerlos realidad, con la intención de liberar a sus progenitores del estrés y los disgustos que les producen.

Por su parte, los infantes que son víctimas de violencia doméstica, ya sea directa o indirectamente, son propensos a tener en mente a la muerte como una opción para salir de su problema; como consecuencia de ello, es posible que decidan acabar con su vida en medio de un episodio de rabia o tristeza, por sentir que no pueden hacer nada para evitar su situación. Aunque poco se habla sobre el tema, los intentos suicidas también son comunes en niños en situación de calle, pobreza extrema o en huérfanos que no consiguen un hogar, debido a la frustración que dichas circunstancias les ocasionan.

A diferencia de las razones que pueden tener los jóvenes o los adultos para cometer un acto suicida, lo que motiva a los infantes a realizarlo es el hecho de sentirse indefensos y agobiados; es decir, estos no desean la muerte, algunos ni siquiera la entienden, lo que quieren es una vía de escape de su realidad. Por eso, las mudanzas, los divorcios, las dificultades de aprendizaje y el bullying, también pueden originar que un niño decida quitarse la vida.

Formas más comunes de suicidio infantil

Los niños pueden emplear diferentes métodos para provocarse la muerte, el que usen dependerá del que hayan conocido e identificado en su corta vida, ya sea a través de los programas de televisión, alguna foto o una historia que escucharon, inclusive de acciones que han ejecutado y sus padres les han dicho que no lo hagan porque es muy peligroso, como por ejemplo insertar objetos en el toma corriente o acercarse a aparatos electrónicos cuando están mojados. Sin embargo, se presentan con mayor regularidad los que parecen accidentes, como el atropello por vehículos, el consumo de veneno y la asfixia, ya sea utilizando una bolsa, una almohada o enrollándose en las sábanas.

Otra forma que utilizan los infantes es el ahogamiento, pues desde que tienen consciencia han escuchado a sus padres advertirles sobre los peligros de sumergirse en la piscina, la playa, la bañera e incluso en un recipiente grande; además, los niños saben que para estar debajo del agua necesitan aguantar la respiración y el no hacerlo podría provocarles graves consecuencias.

Muy pocos son los casos de niños que se suicidan con armas blancas, como cuchillos y navajas, o armas de fuego, como pistolas, aunque puede suceder si han visto cómo se utiliza alguno de estos instrumentos y lo tienen a su alcance; pero por lo general, en escenarios de suicidio infantil no es común que se presenten heridas abiertas.

¿Cómo prevenir el suicidio infantil?

Los adultos pueden percatarse de que los infantes están pasando por una situación difícil que les genera estrés, ansiedad y tristeza, por el cambio de comportamiento que estos manifiestan; siendo las principales señales de alarma, el aislamiento, los largos períodos de llanto, la desconfianza hacia los mayores y su conducta irreverente, pues son indicativos de que algo les está afectando.

suicidio en niños

Por lo general, los niños han experimentado muchos pensamientos suicidas y han realizado diversos intentos de provocarse la muerte, antes de cometer el acto que finalmente les quite la vida. Debido a ello, para prevenir que lleguen al punto extremo, es necesario que los padres se den cuenta de lo que está ocurriendo y recurran a la ayuda de un especialista, ya que de esta manera podrán evitar que los pequeños continúen con la conducta irregular que presentan.

El psicólogo se encargará de indagar para descubrir la razón de dicho comportamiento, y una vez realizado el diagnóstico, diseñará un tratamiento para poder contrarrestar la patología que demuestren los niños y de esta manera evitar que vuelva a presentarse un escenario en el que los pequeños intenten suicidarse. Las enfermedades que se identifican mayormente en estos casos son: la depresión, el estrés postraumático, la bipolaridad u otros trastornos mentales derivados de la baja autoestima.

A pesar de que se puede prevenir el suicidio infantil, lamentablemente es muy difícil que los padres entiendan la gravedad de la conducta que están demostrando sus hijos, pues la mayoría lo interpreta como actos de rebeldía y toman represalias contra los infantes, acción que incluso puede empeorar la situación de los pequeños. Además, hay algunas familias que ni siquiera notan el cambio en los niños, porque la mayoría son disfuncionales y representan la principal razón por la cual estos atraviesan a corta edad tanto estrés y agobio, que en consecuencia es lo que produce sus pensamientos suicidas.

Los intentos o alarmas de suicidio infantil, se irán completamente cuando la psicoterapia aplicada elimine las circunstancias que fueron las detonantes para que los infantes desarrollaran alguno de los trastornos antes mencionados, pues de lo contrario no se podrá revertir el efecto. Motivado a ello, cuando el psicólogo descubra de dónde proviene el problema, necesitará tratarlo, por lo que requerirá la ayuda de todos los involucrados en él. En este tipo de casos es posible que se realicen terapias individuales con el niño afectado y terapias familiares, que permitirán a los aquejados superar sus conflictos, contrarrestando así las repercusiones del mismo.

Recomendaciones para los familiares de víctimas de suicidio infantil

Perder a un familiar de por sí es doloroso, pero cuando se trata de un niño lo es mucho más, porque nadie se espera su muerte. Los individuos desde pequeños tienden a relacionar este momento inevitable de la vida a la etapa de la vejez, pues es lo que sus progenitores y entorno social le enseñan. Aunado a eso, si la causa de dicho fallecimiento es el suicidio, el dolor de la pérdida se torna mucho más agudo.

En general, a los niños que mueren por suicidio se les considera víctimas, ya que ejecutan el acto mortal como consecuencia del ambiente hostil en el que viven, por la frustración que este les genera. Ellos no están en capacidad de razonar, discernir o alejarse del problema, acciones que sí pueden emplear los adultos. Por eso, la mayoría de las veces resulta muy difícil para los allegados e involucrados reconocer este hecho, debido a que se sienten responsables de lo sucedido; pero la realidad es que para llegar a la fase de aceptación es necesario entender que no existe un culpable directo.

Cuando se presenta un caso de suicidio infantil es preciso que la familia se enfoque en descubrir cuál fue el problema que ocasionó que el pequeño tomara esa decisión y desde ahí generar soluciones para evitar que este comportamiento se convierta en un patrón dentro del núcleo familiar. Mientras se solucionan los inconvenientes, se van sanando las heridas del pasado y con ellas el dolor del presente va disminuyendo, logrando que la etapa del duelo transcurra con naturalidad.

Si los allegados no procuran solventar la situación, lo más probable es que entre todos se acusen como culpables del hecho; sin duda eso creará más discordia, mayores problemas para la familia y dificultad para que todos los afectados puedan superar el dolor de la pérdida. No atravesar todas las etapas del duelo suele provocar el desarrollo de diversos trastornos mentales, motivados a la tristeza persistente, el aislamiento y el sentimiento de culpa. Incluso una persona que se considere responsable directa de la muerte del pequeño, puede llegar a padecer de psicosis y de diversas manías.

En casos de suicidio infantil es sumamente importante que todos los involucrados se dirijan a un psicólogo o psicoterapeuta y asistan a las diversas sesiones de psicoterapia que ellos propongan, para de esta manera evitar consecuencias fatales. Siempre en la familia va a haber un miembro más afectado, este es el que posee mayor propensión a sufrir de alguna patología, por lo que el resto de los allegados debe ayudarlo a salir de su situación, teniendo siempre en mente que todo problema tiene solución y que mientras más rápido se busque ayuda profesional, menos serán las repercusiones del hecho.


Autor: © PSIGUIDE