Claves para superar el trastorno emocional por desempleo

Los gastos personales y familiares nos hacen sentir cada vez más dependientes de un empleo. El aumento de la tasa de desempleo debido a crisis económicas, reducción o eliminación de demandas de empleo de un determinado perfil, o por cualquier otra causa, podría dejar a muchas personas sin un trabajo estable y por tanto ocasionarles en un futuro diversos trastornos.

Hay diversas razones por las que una persona pudiera encontrarse en situación de desempleo, ya sea por un despido individual de su puesto de trabajo, una reducción de personal en la compañía, o incluso por el cierre completo de una empresa. También, los jóvenes suelen atravesar por dificultades al momento de buscar un empleo, ya sea porque los empleadores no consideran que tienen la experiencia suficiente para el puesto o simplemente porque la oferta es muy reducida; la realidad es que cada día son más las personas, de todas las edades, que no cuentan con un trabajo estable.

¿Cómo afecta a las personas esta situación de encontrarse sin trabajo? Es evidente que estar desempleado genera problemas económicos, pero también otras situaciones complicadas. Por eso es muy importante conocer las claves para superar el trastorno emocional por desempleo, para así dejar atrás estos obstáculos que se generan en la vida de una persona.

Según el INEGI en 2016 la tasa de desocupación en México, se encontraba entorno al 4% de la población en edad de laborar, aunque esto pinta bien, la verdad de estas estadísticas no es del todo ciertas. Los mexicanos tienen problemas laborales y el INEGI no los refleja cómo debería sobre todo porque no considera parado a una persona que labora 2 horas a la semana, evidentemente tampoco considera parados a trabajadores que cobran sueldos por debajo de lo legal, pequeños negocios con mínimos ingresos, ... esto sin contar con las personas que trabajan sin contrato, sin seguridad social, por cuenta propia de modo informal o sin registro. De esto se estima que más de la mitad de la población mexicana está descontenta por su situación laboral. Por tanto, no tener trabajo como tener uno mal remunerado o ilegal puede producir trastornos psicológicos.

Impacto emocional por el desempleo

Es un hecho que, tanto la búsqueda de un primer empleo, como la pérdida de un puesto de trabajo estable, sean cuales hayan sido las circunstancias, generan una serie de reacciones emocionales:

  • En primera instancia, la frustración inicial del desempleado por no saber cómo podrá satisfacer, al menos, sus necesidades básicas (alimentación, salud, vivienda, transporte), y además cualquier otra necesidad relacionada a alcanzar la felicidad (entretenimiento y diversión, viajes, etc.); la situación se agrava si el afectado tiene una familia que mantener y de la cual es el principal responsable.
     
  • Reacciones o estados debidos a la pérdida de nuestro puesto de trabajo: Cuando somos despedidos de nuestro puesto de trabajo este deja un vacío sobre todo cuando este ha sido ocupado por un largo periodo de tiempo. Además de ya no poder contar con una seguridad económica, caer en el desempleo de una manera inesperada, tiende a generar además un gran sentimiento de angustia, desesperación, miedo e incluso rabia. Es una de las peores noticias que puede recibir un trabajador con un empleo estable, ya que jamás podría imaginarse que su situación laboral estuviese amenazada y podría costarle mucho esfuerzo comprender lo sucedido, especialmente si las razones del despido obedecen a circunstancias sobre las que no tenía ningún control, como por ejemplo, una repentina reducción de personal, en la que tuvo la mala suerte de verse involucrado.

    Otra circunstancia es cuando la persona ya tiene una edad avanzada, especialmente aquellos que ya han cumplido los 50 años, quienes cuando pierden su empleo son más propensos a caer en depresión, sobre todo cuando han pasado toda su vida en la misma empresa (algo muy común hoy día con las personas de esa edad); se sienten perdidas y sin posibilidades de avanzar, porque creen que les será imposible comenzar de nuevo. A esta situación se suma que los empleadores con menor frecuencia acceden a contratar a alguien mayor, por lo que se sienten excluidos frente a perfiles más jóvenes, lo que les hace que se sientan excluidos y comiencen a ser víctimas de baja autoestima y falta de seguridad.
     
  • Reacciones o estados debidos a la incapacidad de obtener un primer empleo: La inseguridad y la baja autoestima, especialmente en jóvenes u otras personas que no logran conseguir su primer empleo, debido a que sienten que no son capaces de ser considerados aptos para ocupar ningún puesto de trabajo. La persona comienza a atravesar ciertas etapas a través de las cuales vive un proceso de duelo que, si se toman las medidas correctas, no será difícil de superar.

Aunque a primera vista el desempleo pueda parecer algo inofensivo que solo afecta el ámbito económico, muchas veces nos afecta psíquicamente, desencadenando una serie de trastornos psicológicos. Aproximadamente, un 26 % de las personas que están desempleadas tienden a tener alguna crisis de ansiedad, un porcentaje mucho mayor que alrededor de un 14 % que sufre esta misma crisis teniendo un empleo. Además, existe una fuerte relación entre las tasas de desempleo y las de suicidio en todo el mundo, y pueden aparecer enfermedades como estrés, insomnio, fobias y depresión, que sin duda no le permitirán al afectado poder tener una vida normal.

Fases emocionales del desempleado

Todas las personas, cuando pierden su empleo, suelen atravesar tres fases de afrontamiento del duelo producido por el desempleo y aceptación de un nuevo estado del que posiblemente ni siquiera se sospechaba. Estas fases van desde el impacto inicial al recibir la noticia, hasta una última en la que el desempleado finalmente traza un plan positivo de acciones para poder conseguir un nuevo trabajo. Las 3 fases por las cuales puede pasar un desempleado son: fase emocional 0, fase emocional 1 y fase emocional 2.

En la fase emocional 0, impera un shock emocional producto de la situación repentina de desempleo a la que ha llegado. Esta fase también es conocida con el nombre de insensibilidad o anestesia emocional, en la que la persona no es capaz de comprender ni asumir las consecuencias negativas de su nuevo estado.

Esta fase inicial se caracteriza por una irracional actitud de optimismo, comparable a sentirse de vacaciones. Esto no es del todo negativo debido a que este periodo sirve como tiempo de reflexión y descanso. El nuevo desempleado suele dedicarse a algunas actividades que no podía realizar cuando estaba trabajando, como adoptar una nueva rutina de ejercicios, cuidar el jardín o tomar algún curso para adquirir nuevos conocimientos, pero también se convierte en tiempo en el cual se podrían dejar pasar nuevas oportunidades de empleo, debido a la falta de consciencia que la persona experimenta.

Las posibilidades de fracaso a largo plazo, provocan que el desempleado pase a la fase emocional 1, conocida como fase de protesta o rabia por la pérdida. Durante el transcurso de esta etapa, la persona comienza a cobrar consciencia de su situación y rápidamente empieza a temer que el desempleo se extienda por mucho tiempo más. Surgen los sentimientos de pesimismo, ansiedad, angustia, melancolía y episodios de rabia e irritabilidad. En la mayoría de los casos, también se despiertan emociones negativas hacia el antiguo empleador por la decisión tomada, a quien consideran el culpable de encontrarse ahora sin trabajo.

En esta fase también es común que aparezcan síntomas psicosomáticos y se produzcan reacciones en el organismo como dolores de cabeza, fiebre, insomnio, impotencia sexual, entre otros síntomas. El apoyo de los familiares y amigos cercanos se hace cada vez más importante y comienza a ser necesario establecer un plan de acciones para encontrar un nuevo empleo, que si no se asume con optimismo, se corre el riesgo de empeorar cada día más.

Así llega la fase emocional 2, llamada fase de desesperación y desorganización de la conducta, en la que la persona comienza a sentir una gran tristeza y apatía hacia las cosas cotidianas de la vida. Es la etapa en la cual el desempleado se encuentra seguro de que su situación no tiene solución y no vale la pena intentar encontrar alguna alternativa para salir de ella.

Esta fase es la más importante para una toma de decisiones acertadas en cuanto a orientarse hacia la búsqueda de un nuevo empleo, pero este es el momento en el cual es más complicado hacerlo debido a la falta de iniciativa por parte del afectado. Las personas que se quedan estancadas en esta última fase tienen una alta propensión a sufrir un cuadro depresivo severo, hasta el punto de resultar incapacitante; el individuo siente que representa el fracaso y en el aspecto social es conducido al aislamiento.

La clave para no llegar hasta extremos indeseados, es no dejarse vencer por los sentimientos negativos en ninguna de estas fases. A veces puede resultar una tarea difícil, ya que muy posiblemente la búsqueda de un nuevo empleo no surta efecto rápidamente, pero es muy importante mantener una mente positiva y enfocada en retomar el éxito.

Quedar sin empleo y sus consecuencias psicológicas

Desde el punto de vista psicológico, el desempleo provoca una serie de trastornos que afectan al individuo, tanto en su vida personal como profesional. La seguridad de un empleo fijo representa un peso enorme en cuanto a que esta es la forma más segura de obtención de ingresos económicos para satisfacer las necesidades básicas de cualquier individuo, por lo que esa sensación de incertidumbre propia de no saber cómo pagar las cuentas a largo plazo, genera sentimientos negativos que inciden directamente en las actitudes de las personas.

La salud mental en general de una persona se ve enormemente deteriorada a medida que pasa el tiempo sin que esta pueda volver a conseguir un trabajo estable, y esta situación empeora a medida que el individuo tiene mayor edad. Además de los síntomas de angustia y ansiedad propios de un estado de incertidumbre, la depresión comienza a ser una pieza clave en la salud mental del desempleado. Rápidamente la mente es invadida por sentimientos de culpa y la autoestima se ve disminuida hasta el punto de que el afectado es atacado por una fuerte sensación de inutilidad, producto de comenzar a creer que no es capaz de realizar ningún oficio, situación por la que además siente una enorme vergüenza y va disminuyendo poco a poco las relaciones sociales que ha construido durante toda su vida.

Un aspecto agregado a tener en cuenta en esta situación, es cuando la persona que ha perdido su empleo tiene un gran vínculo emocional con su trabajo, ya sea por el sentido de responsabilidad que siente o simplemente por el lazo que haya creado a lo largo de los años que haya estado llevando a cabo sus labores. Estas personas suelen tener un mayor grado de deterioro de su salud mental, debido a que la tristeza es más fuerte y sienten que su imagen personal queda devastada en el plano profesional.

Con el tiempo, si el individuo no logra conseguir otro trabajo que le devuelva la alegría, este usualmente sentirá una gran apatía e insatisfacción por la vida. Es común que adquiera algunas adicciones, especialmente a las bebidas alcohólicas y al cigarrillo, con las que pretenderá aliviar un poco la pena, pero a largo plazo lo que hará será crear una dependencia hacia estos productos que no le permitirá avanzar; no sería de extrañar que surja la necesidad de algún otro tipo de drogodependencia con el pasar del tiempo.

Cuando la situación se agrava más de lo esperado y esa insatisfacción por la vida se apodera por completo del individuo, entonces no es difícil que aparezcan instintos suicidas con los que atente contra su propia integridad. Este sentimiento obedece a que el deterioro de la autoestima es tan alto, que la persona piensa que realmente ya no vale la pena vivir; internamente está completamente seguro de que no le haría falta al mundo, ya que no es capaz de encargarse de algún oficio.

Indudablemente, encontrarse en esta situación suele generar grandes conflictos interpersonales y familiares. El individuo siente que no merece el amor de nadie a su alrededor y está seguro de que todos lo consideran un inútil, además de todas las consecuencias derivadas de la disminución de ingresos económicos para el hogar. La estabilidad familiar se ve alterada y el estrés puede provocar confrontaciones entre quienes habitan un mismo espacio. En algunos casos, los hijos de personas desempleadas también son afectados en su estabilidad emocional, deterioro reflejado en su rendimiento académico y relaciones interpersonales, debido al mismo estrés y cambios de humor que surjan por las circunstancias. Paradójicamente, la familia también podría convertirse en un intensificador de la crisis por la que se esté atravesando.

Pero el deterioro emocional no es la única consecuencia de desempleo, sino que también surgen síntomas que afectan el desarrollo cognitivo de los individuos que afrontan la pérdida de un trabajo. A consecuencia de la misma tristeza o depresión que presentan, sus capacidades motoras van mermando y disminuye tanto la velocidad de sus movimientos como el procesamiento del lenguaje y el pensamiento; también suele verse afectado el aprovechamiento de habilidades adquiridas, la atención y concentración, la memoria, la capacidad de toma de decisiones y todos los procesos de comunicación en general.

A nivel fisiológico, surgen síntomas de orden psicosomático como mareos, fiebre, vómitos, tensión muscular, insomnio, fatiga, desórdenes alimenticios, pérdida o aumento de peso y sensación de asfixia, entre muchos otros.

Psicoterapia para desempleados

La psicoterapia y el psicoanálisis brindan al desempleado una oportunidad para reconocer y aceptar la problemática que están atravesando y conducirlo hacia una toma de decisiones acertadas que le permitan retomar la normalidad en su vida. Para los desempleados, la psicoterapia sirve como una alternativa de acompañamiento en el proceso de superación de la pérdida de un empleo, con el objetivo de mantener una buena actitud para encarar de manera positiva y creativa la búsqueda de uno nuevo.

La terapia cognitivo-conductual es la ideal en este tipo de situaciones. El psicoterapeuta tiene la tarea de atender al paciente desempleado en un clima de optimismo, a través del cual pueda asumir su nueva realidad sin verse afectado emocional y afectivamente. Una vez que el paciente ha cobrado consciencia de lo que ha sucedido, debe proceder a mantener una actitud positiva ante lo que se viene posteriormente, que es crear las estrategias a seguir en la consecución de una nueva oportunidad laboral, haciendo frente incluso a los posibles rechazos que seguramente se encontrará en el camino.

Otra alternativa que ha cobrado cierta relevancia en los últimos tiempos es la de incorporarse a un proceso de coaching, que no es más que una sesión en la cual un profesional, llamado coach, atiende al desempleado, que adquiere el calificativo de pupilo, con el objetivo de conversar acerca de sus intereses, habilidades, preocupaciones y conflictos internos, de manera que sea el mismo individuo quien determine por sus propios medios, a través de ese método de desahogo y autodescubrimiento, las respuestas que necesita para continuar adelante.

En este caso, el coaching podría servir para que el pupilo pueda responderse a sí mismo si lo sucedido no fue un tropiezo sino más bien una oportunidad de cambio que deba aprovechar, y así dejar de lado los sentimientos negativos para emprender la búsqueda de mejores alternativas a su disposición para ir progresando.

Claves para superar el trastorno emocional por desempleo

Debido a la pérdida de un empleo, a no poder conseguir un trabajo adecuado o a no encontrar oportunidades laborales debido a la crisis económica de una región, el desempleo se ha convertido en algo muy común en la actualidad. Todas las personas deberían estar preparadas para afrontar una situación como esta porque nunca se sabe cuando pudiera ocurrir. En el caso de que llegase a suceder, debe imperar un sentimiento que brinde la sensación de haber cumplido con la labor encomendada durante el tiempo en que se ocupó ese puesto de trabajo, para así dar unos primeros pasos con mente positiva en esta nueva etapa de la vida.

No está de más tomarse unos días para disfrutar un poco de la libertad que desde hace tanto tiempo no se gozaba. Estos días de vacaciones deben servir para relajarse y reencontrarse con amistades perdidas, que le permitan al individuo mantener la autoestima alta y sentirse alegre consigo mismo.

A partir de este momento, debe procurarse que no pase demasiado tiempo antes de proponerse la tarea de encontrar un nuevo empleo. El plan de acción pasa por actualizar el currículum y establecer una rutina de búsqueda, con objetivos y metas claras y definidas. Esta actividad pudiera asemejarse a la sensación de mantenerse ocupado que existía en el antiguo lugar de trabajo y permite mantener esta misma sensación hasta hallar una nueva oportunidad.

Es importante mantener la mente siempre positiva, porque las buenas actitudes son percibidas por los empleadores. El optimismo y empatía que emite una sonrisa al momento de una entrevista de trabajo suma muchísimos puntos a las posibilidades de ser contratado; nadie quiere ofrecer una oportunidad a alguien que mantiene una mala cara en todo momento.

Mientras que el proceso de búsqueda de un nuevo empleo está en pie, es recomendable fijar también una rutina de actividades para mantenerse también activo en mente y cuerpo, como el ejercicio físico diario, práctica de algún deporte, reuniones y salidas con amigos y familiares, meditación, escuchar música, leer un buen libro e ir al cine; no está de más considerar inscribirse en algún curso para obtener nuevos conocimientos, ya que estos servirán como complemento a las tareas que comience a realizar pronto, cuando logre conseguir un nuevo empleo.

Otra opción que muchos se atreven a tomar, aunque implique cierto riesgo, es la creación de un negocio propio. Este paso es realmente trascendental porque requiere de un nivel de compromiso aún mayor por parte del individuo, ya que se convierte en el primer responsable de que su propio proyecto salga a flote. En caso de éxito, el haber sobrellevado una situación que algún tiempo atrás fue difícil y que ahora se ha convertido en una gran oportunidad de avanzar por sus propios medios, representa un gran empujón hacia la felicidad y la prosperidad.

En cualquier caso, lo más importante es nunca dejarse vencer por la apatía y la desesperación. El desempleo no puede ser valorado como algo más que una situación circunstancial del momento y jamás la persona debería sentirse responsable ni mucho menos incapaz de poder desenvolverse en el área a la que se dedica. El acompañamiento de familiares y amigos es vital, porque enseña a la persona que además no está sola, y así se facilita poder determinar la mejor manera de conseguir el camino correcto para retomar la paz y la tranquilidad.


Autor: © PSIGUIDE